Dime cuánto me deseas. Que te vuelvo loco. Que mis tetas te ponen cachondo. Que te mueres por follarme. Lento, rápido, da igual.
Vamos, no vas a ser menos hombre por ello.
Dime que te mueres por sentirme. Por tocar mi piel.
¿Crees que pareces dominado? ¿Eso te retiene?
Si con un gesto sabes que me vas a poner a mil...
Si con unas palabras susurradas me enciendes...
Déjame sin respiración con un morreo de cine.
Abrázame por la espalda... me encanta. Tócame. Por todas partes.
Pega tu polla a mi culo y restriégate.
Demuéstrame cuanto te provoco.
Tócame los pechos como me gusta a mí. Pellizca mis pezones. Bésalos. Adóralos... Mójame las bragas de lo cachonda que me pones.
Y pídeme lo que deseas.
Pídeme que te la levante, con la lengua en esa puntita tan sensible que tienes para que se te ponga bien dura o que me la coma entera hasta que te corras de gusto.
Pídeme que te monte encima mientras tus dedos me masturban hasta perder el control follando y sintiendo más de lo que es posible sentir.
Lo que las mujeres quieren es un macho que las las haga sentirse deseadas, que las penetre con su polla tiesa, que está así por ellas.
Inventa cómo y dónde hacerlo cada vez.
Dime que quieres que sea un juguete para ti y tú un juguete para mi. Y juguemos al sexo.
Deseo. Ansia. Pasión. Placer.
Háblame. Dímelo. Pronuncia mi nombre mientras follamos. Pídeme que me corra contigo. Dime el placer que sientes conmigo. La única. Sólo yo.
No te quedes callado. Vive el sexo. Házmelo así.
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