Dos rabos para mi solita

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Fue durante las vacaciones de Semana Santa del año pasado. Un grupo de siete amigos alquilamos una casa rural para aprovechar que ya hacia buen tiempo y relajarnos antes de la época de exámenes. Éramos cuatro chicos y tres chicas, amigos todos del instituto. Con dos de esos chicos ya había tenido algo: con uno había acabado haciendo pajas y dedos más de una vez y a otro en una fiesta se la chupé en su casa después de comernos a besos. Todos sabíamos todo lo que habíamos hecho con todos y aun así había un gran rollo, era genial. Los dos chicos estuvieron cada uno por su cuenta tirando de mí y llamando mi atención tanto en el viaje de ida como en la cena nada más llegar y yo... pues me lo pasaba bien, para qué mentir.

Después de unas copas me quedé a solas con los dos, ninguno de ellos quería irse, supongo que sabían que yo esa noche quería tener sexo sí o sí, ¡había comprado condones y todo! Ya íbamos por la quinta cerveza o así y uno me abrazaba... el otro me acariciaba... y yo me puse seria les dije "chicos, a ver, las cosas claras, aquí todos queremos follar". Ellos se quedaron contadísimos, no se lo esperaban, “venga, no seáis tontos, ¿a qué queréis?", respondieron tímidamente "bueno... sí, la verdad" y yo dejé las cosas claras "tengo una idea, la mejor idea de la noche. No lo he hecho nunca, pero va a salir genial, lo veréis, ¿vamos?" Así que les cogí de la mano a los dos y los llevé a la habitación de uno de ellos, que tenía la cama más grande.

Nada más llegar, sin preámbulos fui a por uno de ellos y empecé a besarle, cuando vi que el otro se apartaba le agarre y pase a comerle el cuello, el primero empezó a desnudarme y yo a desnudar al que estaba besando, al poco rato estábamos todos el ropa interior, me quede entre ellos, me arrodille, le baje los calzoncillos a uno (le dio muchísimo corte sacársela delante del otro chico) y acto seguido lo hice con el otro, agarre las dos pollas a la vez y suavemente empecé a masturbarles más o menos al mismo ritmo, era super raro: no solo tener dos a la vez sino sentir la diferencia de dureza, de tacto, de tamaño... pero también era divertidísimo y excitante. Me sentía una reina... todo para mí.

Unos segundos después me incorporé y besé a uno de ellos mientras otro fue detrás de mi a masturbarme con una mano y a acariciarme las tetitas con la otra, quise premiarle así que me di la vuelta, le senté en la cama y dándole la espalda agarré su polla y me la metí poco a poco, le hice mi preciada vaquera invertida mientras el primer chico miraba. Ufffff, no podía parar. Le dije que se acercase y con una mano empecé a meneársela. Era complicado coordinar los movimientos de la cadera con la mano, pero lo conseguí y no tarde en llevarme esa polla a la boca. Mmmmmm, era un auténtico manjar tanto en mi paladar como en mi coñito y claro, yo estaba empapadísima.

Se me cansaron las piernas, cogí al chico al que estaba cabalgando y le tumbe completamente en la cama, agarre su rabo y después de darle unos lametones me lo metí en la boca poco a poco, el otro chico mientras tanto pillo mi indirecta (me había puesto a 4 patitas ), se colocó detrás de mí y con cuidado la introdujo en mi coñito y empezó a darme suavemente desde atrás, me estaba poniendo mala, me saque la polla de la boca para gemir durante unos segundos pero sabía que el chico al que estaba chupándosela estaba a punto de correrse así que seguí con mi labor. No sé si fue el alcohol o el morbo de la primera vez, pero estaba a mil y como siguiéramos no iba a tardar en correrme, así que dejé de chuparla, pero seguí con la polla en la boca. Empecé a emitir gemidos mudos hasta que llegué al orgasmo y comencé a retorcerme contra el pubis del chico que tenía atrás. No tardé mucho tiempo en reanudar la mamada y tras un par de vibraciones de su miembro, toda mi boca se llenó de su semen mientras el gemía de lo lindo. Me tragué su semen y, tras sacármela de la boca, se retiró.

Mientras tanto el chico que me estaba follando a perrito había aumentado el ritmo. El también quería su premio y para ello le eché una mano "si joder, oh que grande, mmm dale, dale...". Me clavó las uñas en el culo y descargó toda su corrida dentro de mi tras gemir desconsoladamente.

Estaba hecha polvo, pero me sentía genial, les dije "a que ha merecido la pena, ¿eh?" y cada uno se fue a su cama, no sin antes pasar por la ducha. Se lo contamos al resto de amigos en la vuelta, pero algunos lo habían escuchado todo.


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