LA DEFENSORA DE LOS HOMBRES 1
Por franciscomiralles
Enviado el 02/01/2020, clasificado en Reflexiones
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Un día del año 1971 del siglo pasado, llegó a mis manos de un modo casual un libro bastante especial llamado EL VARÓN DOMADO cuya autora es una mujer argentina con nacionalidad alemana; de profesión psicóloga, socióloga y doctora de Medicina General, llamada Ester Vilar.
Y dicha obra decía entre otras cosas que la mujer no está oprimida por el hombre, sino que en realidad es ella la que controla al varón para manejar la relación, y esto es algo de lo que el género masculino no es consciente. Para ello la dama atrapa al sujeto usando estrategias de seducción.
Según la autora del libro, el hombre ha sido condicionado por la mujer, y como compensación por su labor éste es premiado con la vagina, estableciendo así una dependencia sexual del señor respecto a la fémina en cuestión.
Sin duda este fragmento del libro encajaría muy bien en la leyenda del Nuevo Testamento la cual explica que cuando San Juan Bautista fue encarcelado por el rey Heródes, éste que era un obseso del erotismo, le pidió a su hermosa sobrina que le bailase la danza oriental de LOS SIETE VELOS, a lo que ella accedió a satisfacer su capricho, pero a cambio de que su tío Heródes le tenía que pagar trayéndole la cabeza cortada en una bandeja del profeta Juan. Es decir que la obra de Ester Vilar viene a decir que si el hombre quiere ser atendido en todos los sentidos por la mujer él debe de estar a su disposición sin rechistar tanto moral como económicamente porque como dicen algunos economistas que están completamente inmersos en el sistema mercantilista que nos rige en esta vida todo tiene un precio.
Sin embargo hoy en día en muchas parejas este mercantillismo tan acentuado se ha desvirtuado al menos parcialmente, en razón de que para poder mantener un nivel de vida aceptable tiene que trabajar lo mismo el hombre que la mujer, dando lugar a que se establezca una relación de más igualdad entre los dos sexos, que con el tiempo aún evolucionará más.
No obstante yo creo que a pesar de los avances sociales debido a la diferencia tanto biológica como psicológica que existe entre el hombre y la mujer, seguirá funcionando la dependencia sexual del varón hacia su compañera ya que ella desde siempre no ha dejado de tener la última palabra en la difícil relación de pareja. Y digo difícil porque en esta ralación entre los dos sexos la connivencia anímica que pueda haber entre los dos (afinidad de gustos y de pareceres, que para mi sería lo mejor) muchas veces está ignorada, rechazada en favor del forzado aclopamiento de la pareja a tenor de este sometimiento sexual y de adhesión del varón hacia la dama, tras el cual subyace una amenaza velada en el sentido de que si el hombre no acepta entrar en las reglas del juego, éste se verá expulsado del tálamo conyugal.
Recuerdo que cuando salió el libro de Ester Vilar a la venta se convirtió en un verdadero "boom" literario, causando un gran revuelo en la sociedad, puesto que la autora se convirtió en una defensora del género masculino, dado que a nosotros, los hombres desde hace muchas décadas las feministas no han dejado de criticarnos muy negativamente, y de tenernos por los malos, los tontos y los seres desastrosos de la película de la vida. Fue tal el éxito del libro EL VARÓN DOMADO que a su autora le hicieron varias entrevistas en la televisión. Pero por otra parte como es de imaginar las feministas se apresuraron a insultarla; a llamarla "traidora", y hasta la amenazaron de muerte.
- Cuando escribí el libro no imaginaba que mi ensayo suscitara tanto odio hacia mi persona - dijo la autora en una entrevista.
Evidentemente si el libro de Ester Vilar escoció tanto la piel de las feministas; no era políticamente correcto, era porque a pesar de las exageraciones que pudiera tener, decía la verdad sobre la relación entre los dos sexos y que la doctrina feminista impuesta por los partidos políticos de izquierdas, hoy en día en el Poder tratan de ocultar manipulando así al personal.
Hace un tiempo que fui a un centro perteneciente al Ayuntamiento de la localidad en la que vivo, donde proyectaban una serie de cortometrajes realizados por mujeres, pero éstas eran de tendencia feminista, y cuando acabó la sesión en el coloquio pude percatarme que cuando ellas se referían a los hombres lo hacían con un énfasis tan agresico hacia al género masculino que me puso la piel de gallina, por lo que aquella actitud me hizo sospechar que muchas féminas no aprecian como a veces nos imaginamos a la naturaleza masculina. Por ejemplo cuando en una pareja el hombre comete errores domésticos como la roptura de un plato, o una mancha involuntaria en algún mueble, la mujer siempre lo reprende sin contemplaciones y hasta le llama inútil; de un grano de arena hace un castillo. Y en estos reproches la dama le acusa de una manera implícita de que no sea tan detallista como ella.
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