Cinco sentidos

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Una pasión desmesurada, un gozo exquisito, un disfrute interminable, una excitación delirante en su máxima intensidad provocándome las sensaciones más deliciosas. Todo eso percibo cuando estoy contigo. Es un delirio de lujuria.

Cuando te beso y cuando te acaricio lo hago con mis cinco sentidos. Verte, oírte, degustarte, tocarte y olerte se unen en una deliciosa y agradable experiencia.

Recorriendo todo tu cuerpo sin prisa, descubriendo cada rincón de tu piel, tus zonas más sensibles, para que no dejes nunca de disfrutar.

Verte, contemplarte es el primer contacto contigo. Estirada en tu cama expuesta para mi, esperándome ansiosa. Deleitándome con tus ojos, tus labios, tu melena, tus curvas. Esos preciosos y brillantes ojos que dilatan su pupila en tu extrema excitación. Tu aspecto me anticipa sensaciones que percibiremos con nuestras íntimas caricias. Te devoro con la mirada. Pero será necesario probarte, tocarte, olerte… para descubrir tu esencia.

Atrevernos a experimentar, probarnos mutuamente para descubrir los matices que se esconden en tu cuerpo tras tu negro vestido, ceñido a tus insinuantes caderas. Cuando vaya desnudándote mordiendo tu cuello y bajando los tirantes de tu vestido, quitándote todo lo que cubre tu delicada figura. Hasta hacer desaparecer la fina tela que cubre tus pechos, retirando tu sostén para poder contemplarlos, y viendo como tus pezones cobran vida.

Deslizando lentamente el fino tanga de encaje para descubrir lo que más anhelo, tu deseado sexo, la parte más íntima de tu cuerpo donde se concentra toda tu excitación.

Voy explorando tu piel y la voy acariciando. Quiero provocarte, tentarte, calentarte, excitarte, haciendo que poco a poco brote tu humedad multiplicándose tu deseo…

Explorar tu boca abriendo tus labios e invadiéndola con mi lengua buscando enlazarse con la tuya. Sorprendiéndote con un apasionado y tórrido beso. Aprisionando tu labio con los míos y succionándolo, dejándote sin aliento.

Quiero llenarme de tu aroma para recordarlo siempre, aspirando tu perfume para que se quede en mi memoria según voy recorriendo tu piel. Cada vez que acerco mi boca a tu cuerpo sientes como te roza mi aliento y mi barba, mientras yo aspiro tu olor, ayudándome a completar tu sabor. Percibo tus diferentes aromas que se desprenden de tu cuerpo en ese intenso momento. El abanico de sensaciones es tan amplio que puedo percibir los diferentes e intensos aromas de tu perfume, de tu piel, de tu sexo…

Solo deseo probar, saborear y paladear esa esencia íntima y húmeda que genera tu creciente excitación inundando tu delicioso sexo. Seguramente son las sensaciones con las que más disfruto porque a través de mi boca percibo tu delicioso sabor.

Lengua, boca y nariz se unen para reconocer tu rica humedad según me adentro entre tus abiertas piernas, percibiendo tus sabores dulces y afrutados. Verte y sentirte temblar de gusto según mi lengua se adentra en tu húmeda cueva llena de deseo me provoca, me excita cada vez más. Sentir tu electrizante estremecimiento según rozo y acaricio ese delicado botón que gobierna el epicentro de tu gloriosa excitación hace que el centro de mi cuerpo palpite. Y más cuando siento tus dedos enredarse en mi cabello acariciándome y acercándome más a ti.

Te siento desde la primera caricia, desde el primer beso. Al rozarte con las yemas de mis dedos apreciando la suavidad de tu piel voy provocándote agradables sensaciones que llegan a hacer que tu vello se erice. Percibo la temperatura de tu cuerpo. Como va aumentando tu calor, tu sensibilidad.

Siento el tacto de tu cuerpo suave y agradable, especialmente el roce de tus senos contra mi pecho reclamando ser acariciados. Los abarco con mis manos conduciéndolos hacia mí. Siento como tus pezones se ponen erectos bajo el roce de mi boca. Como endurecen al ser capturados por mis labios, a cada caricia de la punta de mi lengua, lamiéndolos, succionándolos. Y como surge de tu garganta un pronunciado gemido cuando los pellizco.
Siento tus manos acariciar mi torso. Como se deslizan hacia abajo palpando, buscando. Te veo ávida de explorar y llegar a mi entrepierna. Tus ojos me lo transmiten buscando la complicidad de los míos. Haces que me mueva contra tu mano cuando la alcanzas provocándome un agudo jadeo.

Las mutuas caricias y la intensidad de tus suspiros me estimulan y me predisponen para lo que sé que va a pasar a continuación. Contemplo como tu pecho sube y baja por la creciente excitación unido a tus jadeos incontrolados. Que suben de intensidad gradualmente según incremento el movimiento acompasado de mis dedos dentro de ti. Siento el suave tacto de tu húmedo interior, sensible a mis caricias, que con cada movimiento de mis curvados dedos buscando tu centro interior del placer, hace que tus manos se agarroten clavándose en las sábanas.

Verte así tensándote, arqueando tu espalda, gimiendo, acariciando tus propios pechos, me excita. Te veo disfrutando sintiendo mis dedos encharcados que no paran de moverse dentro y fuera de ti, lanzando una descarga a tu vagina que se contrae de gusto, y consigues que mis pulsaciones crezcan. Verte buscando más contacto, resollando, pidiéndome más, alentándome, acercándote, frotándote, con tu clítoris pidiendo a gritos que intensifique más mis caricias. Mirándome con tus ojos destilando pasión, puro fuego. Sintiendo como tus jugos empapan mis dedos siendo engullidos por tu palpitante vagina, y mi pulgar sobre tu emergente clítoris provocándote calambres de placer intenso. Hasta que sacas de lo más hondo de tu cuerpo tu liberador chillido final nombrándome y descargando en tu clímax toda tu tensión sexual que has ido acumulando durante todas las caricias, provocando que también mi dureza llegue a su máximo esplendor.

Mis sentidos juegan entre ellos intercambiando calientes sensaciones y voy asociando de forma inconsciente tus intensos gemidos a tu sabor.

Tu aroma, tu sabor, tu imagen y toda la piel de tu delicioso cuerpo interactúan haciéndome disfrutar de este intenso momento, disparando todos mis sentidos.


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