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Te amé como nadie te quiso jamás.
Mis manos conocían la tersura de tu cuerpo.
Mi corazón latía al compás del tuyo
y tu alma podía nutrirse de mis sentimientos.
Sin embargo había en ti un algo inalcanzable.
Tú eras solo para ti. Y yo era tuyo.
Quisiste separarte de mi
como quién ha comido demasiada miel.
Y me diste una fiesta erótica de despedida.
Nunca te olvidaré. Fuí yo quien no pudo
retenerte en mi regazo. Adiós Amor.
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