El escribir va de la mano con el sentir, el trazar cada letra, hundir cada tecla, pensar cada palabra, vivir tus días, mañanas, tardes Y noches.
¿Qué te inspira?, independientemente de que desencadene tu escritura es claro que todo torna a la emoción.
La felicidad, la tristeza, el desdén, la ilusión, la idealización de una persona que estimas o estimaste, tantas cosas.
Así mismo como las emociones pueden desencadenar cada palabra, oración y párrafo dedicada a ella y a ellas. Así mismo la emoción, el sentir, puede traer aquella sensación de querer dejarlo de lado.
Es que escribir a pesar de expresar todo lo bueno, todo lo malo, toda perspectiva ante ti, ante tu vida y ante quien o quienes te rodean y como los llevas. Debes tener cierta seguridad y claridad ante cada una de tus palabras pues escribir es recordar, escribir es vivir nuevamente aquello que te hizo sentir en un principio que deseabas palpar en hojas tu percepción y sentimiento de un momento.
¿Pero qué pasa cuando ya no tienes esta claridad?, ¿qué ocurre si pasaste a dudar?, y es que aún que escribas y hables de felicidad, amor o tristeza no importa, mientras lo hagas claramente ninguna de estas emociones te alcanzará negativamente.
Pero cuando esa claridad se desvanece, cuando ya rememoras y te punza como una pequeña astilla en tu dedo, lastima un tanto o incómoda hasta que logras sacarla.
Así ocurre con tu escritura, el haber vivido esas situaciones en las que te inspiras y el anhelarlas un poco como algo más que quisieras vivir o probar nuevamente, es en ese instante que te das cuentas si realmente deseas seguir haciéndolo, pues ya no lo estás disfrutando como deberías y en algunos casos específicos recuerdas por qué iniciaste y lo dejaste nuevamente una y otras veces.
Pero te tomas un momento, miras todo lo que has avanzado y caes en cuenta que dejaste historias inconclusas, vaya.
Como me gustaría decir que es lo último que escribiré por ahora, que dejaré descansar nuevamente este pensamiento y está visión que me hace desear moldear vivencias en letras pero hay una pequeña cosa que quiere impedirlo.
Historias inconclusas, poesía que se tornó cuento y te hiciste la idea de escribir en capítulos la deformidad de anécdotas que viviste, que si vivir y que si destino por ejemplo a forma más personal.
Como privarles a ellos, a esos dos seres creados a través de mis manos, privarles de un final.
Tal vez no un final feliz, tal vez no un final esperado, Pero un fin al fin y al cabo.
Y eso, quisiera cerrar ya esta puerta pero hay pequeñas cosas que parecieran impedírmelo.
Solo resta esperar unos pocos días o unas pocas semanas no lose. En cuanto la emoción me agarre nuevamente entre sus brazos, me apreté fuertemente y me diga que debo hacer, debes continuar y terminar lo empezado o simplemente despídete de este mundo de letras nuevamente en unas cortas palabras y vete sin mirar atrás.
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