Soy mas puta si mi marido no me ve (parte II)

Por
Enviado el , clasificado en Adultos / eróticos
16783 visitas

Marcar como relato favorito

Y ahí nos encontrábamos, en la sala de un departamento en la colonia Roma, Santiago, un muchacho de 19 años que portaba un pene delgado y largo junto a una emoción intensa de saber que nos cogeríamos a la mujer de Pepe.  Yo, sentado junto a él en ese sillón con apenas el pantalón en las rodillas y unos cuantos botones de la camisa abiertos y sintiendo unas deliciosas mamadas que la putita de lucia nos daba a ambos y pepe… un hombrecillo sin chiste con un pene todavía con menos chiste penetrando a su mujer con ansias desesperadas.

No quiero criticar a pepe, pero simplemente no lograba entender como una diosa jariosa como Lucia miró en él. Ella una hermosa putita de piel clara y culo de concurso casada con ese hombre de 1.70 y sin cabello, con una panza grotesca y un pene pequeño y además chueco, era evidente que era la posición económica la que tenía esa farsa flote pues tanto Santiago y yo notábamos que Lucia hacía gestos de disgusto cuando su marido la jalaba del pelo para que ella pudiera besarlo.

En ese inter de tiempo, Santiago y yo nos desnudamos en segundos, colocamos a Lucia boca arriba en el sillón con la cabeza volando en la esquina y Santiago sin pensarlo comenzó a cogerla por la boca, era exquisito escuchar como la larga verga de San la ahogaba y la dejaba sin habla, yo me tomaba un trago mientras la putita era llenada de verga por ambos orificios, Santiago la penetraba con destreza, y las tetas de Luci se contoneaban con los pezones completamente duros, el movimiento de sus tetas me atrajo y corrí a morderlas porque ya estaba muy caliente.

-Ohhh por dios, me voy a venir!!!

Santiago la tomó de las mejillas y con más fuerza que antes la penetraba hasta el fondo, yo chupaba y mordía sus tetas mientras ella se regaba en un chorro delicioso en la verga de su marido, era tan deliciosa la escena, que escuchamos los gruñidos toscos de pepe y entendimos lo que venía. Pepe comenzó a moverse como loco en la panocha jugosa de su esposa, Santiago y yo nos alejamos y Lucia entendió que era para no dejarlo venirse dentro de ella, los gemidos de pepe se hacían más estruendosos y entonces Lucia se desvaneció al suelo poniéndose de rodillas, solo bastaron unos jalones a su pequeño pene y unos chorros igual de pobres brotaron en sus tetas y en sus hombros.

Corrimos con papel higiénico y ella en segundos se limpió la venida de su marido, los tres nos miramos sonriendo porque sabíamos que ahora si venía lo bueno, mientras pepe recuperaba el aliento en un sillón más pequeño.

Santiago no perdió tiempo y la acomodó como perrita, dobló perfectamente sus piernas para que todo su culote se viera delicioso, le dio unas fuertes nalgadas. Lucia gemía con cada una, Santiago le pegaba más y más fuerte hasta que le quedaron rojas, Lucia estaba bien caliente, su cara lo decía todo pues tenía los ojos en blanco, notamos como en sus piernas bajaban fluidos y San no perdió tiempo en penetrarla. De un golpe le encajó toda su verga y lucia apretaba uno de los cojines mientras Santiago se movía detrás de ella sin dejar de nalguearla. Yo le metí toda mi verga en la boca y ambos la retacábamos de pito hasta que ella no pudo más y se chorreo en la verga de Santiago. Se comenzó a convulsionar y su cuerpo temblaba como loco, Santiago no dejaba de pegarle en las nalgas y yo le saqué la verga de la boca para que pudiera gemir a gusto.

Tres chorros impecables mojaron ese sillón, Pepe estaba fascinado de ver gozar a la puta de su esposa, Santiago tenía una cara de placer que no podía con ella pero yo ya tenía ansias de cogerme a esa perra y ver como movía ese culo delicioso. Me senté ene el sillón y entonces Lucia se me monto sin dudarlo, su vagina aún estaba contraída por su orgasmo y fue como si penetrara a una señorita, elle gemía cada que mi verga gruesa se clavaba en su vagina, finalmente de un sentón se quedó quietecita abrazándome del cuello y apretando las nalgas sintiéndome completamente adentro, abrí su culo y ella poco a poco comenzó a moverse, Santiago se paró a lado mío, y puso su verga para que Luci se la mamara, parecía una profesional pues a pesar de darse tremendos sentones en mis huevos no soltaba ni un instante la verga del muchacho.

Pepe estaba detrás de su esposa viendo como sus nalgas rebotaban y se clavaban toda mi verga, en ocasiones la nalgueaba mientras Lucia vuelta una puta se movía y chupaba entre gemidos y sollozos.  De pronto, Lucia dejó la verga de Santiago y me tomó de los hombros para  alzar su culo un poco, entendí que quería que me moviera y como motor de tren la chocaba desde abajo cogiéndola con toda mi velocidad. Ella solo me arañaba los hombros y apretaba los dientes en un gemido infinito, hasta que al final un mega chorro de agua caliente me bañó los huevos y los muslos mientras ella se dejaba caer en mi verga para quedarse inmóvil y gimiendo con el cabello en la cara.

Santiago hizo a un lado a pepe y abrió las nalgas de su esposa, Pepe no estaba muy de acuerdo pero Santiago no le hizo caso y luego de ponerle mucha saliva a su verga comenzó a querer entrar en su culo. Lucia sintió sus pretensiones y con su mano acomodaba la verga de San para que entrara sin problemas. –Está bien apretada chiquita. –Le dijo Santiago mientras la iba penetrando lentamente, Lucia se puso como perra y entre sentir dolor y placer se comenzó a mover cogiéndonos a los dos con un ritmo delicioso, seguimos cogiendo de esa forma hasta que San me dijo que no aguantaba más, cambiamos de posición y ahora él estaba abajo con Lucia montada y ahora era yo quien metía mi vergota en ese culo delicioso, seguimos dándole fuerte y ella se vino otras dos veces hasta que no aguantamos más y nos venimos cada uno en sus tetas con el cansancio y el placer en su punto máximo, Pepe recuperó su erección y se la cogió una vez más  mientras Santiago y yo descansábamos en el sillón repetimos el acto y luego de eso desnudos nos acabamos la botella de tequila.

Nos metimos a bañar y ya por ahí de las once nos salimos del departamento, Lucia y Pepe se quedaron desnudos y Santiago y yo tomamos un taxi a nuestras casas.

En las últimas semanas notaba que Santiago faltaba uno o dos días a la empresa y le pregunté qué pasaba, que sus prácticas se le extenderían si seguía faltando.

-es que la vieja de Pepe no mames, hasta me paga por quedarme en su casa…

-Que?

-La sigo viendo David, y no sabes cómo coge de rico sin Pepe mirándola, me dijo que te dijera que quiere verte y yo le dije que sí, así que tú dices cuando…


¿Te ha gustado?. Compártelo en las redes sociales

Denunciar relato

Comentarios

COMENTAR

(No se hará publico)
Seguridad:
Indica el resultado correcto

Por favor, se respetuoso con tus comentarios, no insultes ni agravies.

Buscador

ElevoPress - Servicio de mantenimiento WordPress Zapatos para bebés, niños y niñas con grandes descuentos

Síguenos en:

Facebook Twitter RSS feed