El silencio pierde su forma y se transforma en animal del viento, es ahora el ruido de la hoja seca rodando en la mañana del invierno.
Hoja acogida por sus hermanas, se vuelve hojarasca desperdigada en los basamentos.
Viento en mutación eterna. Silbido elemental que se cuela por los resquicios de la morada terrena.
Silbido que despierta al guerrero. Guerrero alerta.
Anuncio del sol rojo que habitaba en el sueño, río escarlata con la ciudad sumergida. Desierta.
El guerrero siente miedo, escalofrío, anuncio. Presentimiento.
El guerrero exhala su aliento frío, aliento qué humea y se confunde con el aire, cómo el vapor primario del tapir en cocimiento.
A través del follaje vislumbra clara la desgracia.
Se incorpora y camina. Al contacto de su cuerpo y la hierba, se derrite la tímida escarcha.
El guerrero siente la tierra en sus pies, ha aprendido a caminar con el jaguar, sigiloso. Las palmas de sus manos despiertan a los hombres:
-Vengan, vengan –dice sin decir. Se expresa en señas.
Los hombres se reúnen en consejo.
El guerrero expone su revelación. Es importante –concuerdan-.
Avanzan.
-Crack, crack –truena la hierba-.
-Shhh, shhh, -se rompe la maleza-.
Avanzan.
-Crack, crack –truena la hierba-.
-Shhh, shhh, -se rompe la maleza-.
Un pájaro aletea.
Alto. Detengan el avance. Hay algo sobre la marea.
Los hombres sienten miedo.
Observan.
Regresan de espaldas a la selva.
-Hay que huir –concuerdan-.
Ahora lo sabemos.
El sueño era el anuncio de 3 carabelas.
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