Los fans del subgénero zombi están indignados. Han salido de sus casas a quemar comics y están pidiendo a las plataformas de distribución de contenido audiovisual que se deshagan de este material con el destacable indulto a las cintas de Bill Murray por respeto a la figura del intérprete más emblemático de los Cazafantasmas y para que quede una constancia mínima de cara a futuras generaciones, más de las esperadas por lo fanáticos de los muertos vivientes.
“Llevamos tiempo esperando el virus definitivo que sea capaz de levantar a sus víctimas mortales y ponerlas a perseguir a los individuos no contagiados, pero pandemia tras pandemia vemos que por mucho alarmismo que se propague al final siempre caen los que ya venían cascados. Atendiendo a estas experiencias cabría esperar que si se consigue propagar ese virus capaz de revivir la carne no tendría mayores implicaciones en la salud pública, ya que sería muy fácil resistirse a la voracidad de este tipo de agresor desracionalizado”- declara un joven texano que se lamenta de haber tenido que guardar el revólver por haberse quedado sin expectativas de usarlo.
“Es que al final va a ser como todo, sólo se van a infectar los que se quieran dejar coger. Algún incel que viva con su abuela y no se vea con el valor de enfrentarse a un mundo sin ella y su pensión, un viudo cansado de vivir en un quinto sin ascensor, adolescentes para cumplir con un reto difundido en una red social o para hacerse una foto que pueda conseguir muchos likes”- asegura una señora a la que se ha entrevistado porque desprendía un hedor que nos ha hecho suponer que podría ser similar al que presentaría en la ficción Daryl Dixon.
“Yo rezaba que creo en la resurrección de la carne con la boca pequeña cuando llegaba ese verso en misa, pero es que todavía me creo menos a los zombis que van desesperaditos perdidos a comerse a Brad Pitt. Si han perdido su psique no pueden ser tan azogues por mucho Brad Pitt que tengan delante. Otra cosa es que me digas que se hacen los zombis por arrimársele”-añade Remedios, una solterona de un barrio obrero de una ciudad cualquiera.
En el mismo barrio, por no volvernos locos con el muestro con representatividad estadística de los encuestados, un chaval con melena nos comenta que no cree que cuatro zombis tullidos pongan en jaque a una civilización que se apaga lentamente pese a los abusos de la globalización neoliberal y sus consecuencias tales como el cambio climático o la desigualdad.
En este sentido, las casas de apuestas, ilegalizadas salvo a la horas del Ángelus y de la merienda y mientras hay Liga, Champions, Copa, Mundialito, Intertoto, y demás torneos FIFA, UEFA, Rufus T. Firefly y pachangas de pretemporada, están abriendo apuestas sobre si el apocalipsis llegará antes por una gripe un poco fuerte y mal curada o por otras venganzas de la naturaleza. La guerra nuclear es lo que menos se paga. Conscientes de que es una apuesta a largo plazo confían en poder aprovechar la recaudación de lo jugado con vistas a que cuando se resuelva el contenido de la misma probablemente la cantidad de apostadores que haya sobrevivido sea entre baja y nula y en cualquier caso el beneficiario tendría inquietudes más acuciantes que saber si queda un banco operativo para ir a ingresar el premio. Por lo que sí están apostando, valga la dichosa redundancia, al no poder anunciarse con famosos es por hacerlas con modelos desnudos.
Mientras se dirime el final de nuestra era, los seguidores de Matrix han tendido los brazos a los huérfanos de zombis, muchos ya se encontraban en ambas agregaciones, y la corriente de que todo es una puñetera simulación en la que no somos más que hámsteres haciendo girar una rueda de la que no podemos escapar está volviendo a coger fuerza.
twitter: @earlkiji
https://relatosistema.wordpress.com/2020/02/25/elige-tu-apocalipsis/
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