Hay días en que mi única neurona está más activa que otros, esos en los que la espesez de mis pensamientos es como densa, pastosa, lenta.
Hasta me acabo de inventar una palabra: espesez. Dame las gracias, RAE.
Y aún estando en la fase activa, no entiendo cómo no entiendo a quien no entiende que "no, es no".
En mi pequeño mundo, no conozco ninguna mujer, joven o no tan joven, que tenga como meta tener relaciones sexuales múltiples con tres o cuatro hombres a la vez en el interior de un coche, en un aparcamiento de una discoteca o en el portal de unos desconocidos, con unos desconocidos, que además se tomarán la molestia de grabar la situación para... por dios! para qué?
Eso voluntariamente. Si aparece por medio la famosa substancia alienadora de consciencia que tan fácil debe ser de adquirir... ya ni hablamos.
Lo más triste es que ellos mismos son muy jóvenes. De quién habrán aprendido que la mujer es un objeto para usar, sin sentimientos ni cordura, tal como si viviéramos en el siglo XI, no lo sé.
La mujer, lo siento por si alguien no se había dado cuenta, es persona igual que el hombre. Puede tener menos fuerza física, pero no por eso es diferente. Tiene órganos sexuales distintos, si, mas de eso se trata... de la reproducción de la especie.
A una mujer menor de edad, no hay que pedirle consentimiento... simplemente no hay que pensar en ella como ente sexual.
A una mujer, por mucho que lleve minifalda y escote hasta el ombligo o la espalda al aire, no hay que juzgarla por ello; está en su derecho de vestir como quiera y no por eso va diciendo "estoy dispuesta a cualquier cosa". La idea de que va provocando es arcaica y fuera de lugar en pleno siglo XXI.
Respetémonos como personas, es cuestión de conciencia, ya que al fin y al cabo es lo que somos en primer lugar.
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