WELTSCHMERZ - A veces el mundo duele. 01
Por Dantroko
Enviado el 10/03/2020, clasificado en Varios / otros
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-LA CONVERGENCÍA-
Las nubes se posicionan sobre todo el cielo de la ciudad, los adultos ya están en casa y los jóvenes también, aunque no faltara uno que trate de aventurarse bajo la lluvia que cargan las nubes. Entonces cae la primera gota sobre el sombrero de una anciana en su jardín, la anciana sube la mirada para percatarse del mal clima, ésta al ver que sus mascotas aún están con ella en el jardín ingresa a casa para que sus guardianes; un perro y un gato, se protejan de lo que puede ser una tragedia; ensuciar el interior de la casa con lodo. La anciana respira aliviada al saber que se salvó de un trabajo para nada gustoso y mira por la ventana la lluvia mientras piensa que en un clima como este todo empezó e irónicamente todo termino, "Pero ante esa pérdida puedo conocer la felicidad", se consuela pensando de que si eso no hubiera sucedido ahora no tendría una familia y con ello ahora un nieto. Todo pasa por algo, se dice a si misma. Quizás pudo haber muerto sin conocer esta felicidad que es atribuida a la familia, quizás si hubiera tenido la firmeza de seguir su objetivo y no rechazar su naturaleza, quizás, solo quizás ... Como si las nubes esperasen que ingresara, empieza a caer las gotas indiscriminadamente sobre todo la ciudad y con ello interrumpe los pensamientos de la anciana, volviéndola a la realidad.
Las gotas tiñen los caminos de piedra de la ciudad, piedras que por deshidratarse perdieron sus colores hasta quedar en tonos blanquecinos, perder sus tonos vivos, dejar de ser piedras particulares hasta quedar en un conjunto colectivo que se llama asfalto. Con tal clima nadie debería de querer salir de casa, es lo más común pero la osadía de un joven, que no teme a la Madre Naturaleza ni a su ciclo, pone sus pies fuera de casa, abre los brazos mientras aspira profundamente el aire húmedo, luego empieza su camina siguiendo una ruta ya memorizada, explicando que no es su primera vez haciendo esto ante el fenómeno, solo protegido por un ropa impermeable, que le permite mayor movilidad que un paraguas. Camina con pasos seguros bajo la única luz que las de los faroles y las sombras de las casas, que solo ante la imposibilidad de salir las familias cenan juntas. Camina con la incertidumbre de lo que podría encontrar. La lluvia que no muestras signos de cesar al contrario parece enfatizar que detesta el que un joven le desafié haciendo que el viento sacude su capucha para que se digne de mostrar su rostro en signo de respeto, que tanto exige.
Con la seguridad que le permite sentir la ya explorada ciudad, recordaba fugazmente las primeras veces en que daba su paseo bajo la lluvia, el ver los cambios de color de las cosas al mojarse, el tono vivo que tomaban con el agua, quizá el agua les daba vida, cosas que habían perdido al formar parte de la ciudad, ciudad que les significo caer en la monotonía, lo estático que podía llegar a ser ahora no se comparaba en sus momentos de individualidad y libertad. Pero esto no pasaba con todos, otros en cambio su color se marchitaba en tonos sombríos, quizás el agua (vida) no sea para todos, no les sienta a todos. ¿No es eso triste?, le preguntaba a la persona a su adelante. Solo es el pasado, se reconforta a sí mismo.
Con mi caminata y observaciones que se presta la ciudad para mi totalidad, me es imposible no pensar lo agradable que es el pasear en la soledad que ocasiona el mal tiempo, es sarcasmo, no soy una persona positiva, soy como se suele pensar de alguien realista y su pesimismo, que por lo general lo relacionan, resultado de la objetividad y de la selectivo que es para ver la realidad que es diferente para cada enfoque, entonces, sí, soy un pesimista selectivo, alguien que es resultado de la ex-esperanza y su continua expectativa que tiene para sí mismo, cosa que por lo general termina en fracasos y de ahí nace su pesimismo. Qué triste. El solo pensar que soy una persona que todo lo que quiere lograr no culmina como deseo y de eso mi rechazo hacia el color amarillo. Aunque he dicho todo esto no significa que sea un gótico ni nada de eso, que cambia su forma de vestir, una manifestación exteriorizada, no, nada de eso, todo esto queda en mi cabeza y en algunas oportunidad comparto mis opiniones a través de monólogos, quizás en unas oportunidades con mi abuela, pero me gustaría tener a alguien especial cual escuchase mis pensamientos más íntimos y que quizás me recrimine por ellos, pero al menos serán manifestados y no presa del olvido, cosa que pasa muy seguido con mis críticas de mi entorno porque en cada circunstancia mi estado emocional varia y esto afecta a mi juicio, variabilidades del pesimismo hasta cinismo, situaciones donde suelen terminar en llantos sobre mi león de peluche que tiene un nombre muy rudo, Rudy, ¿verdad que es muy imponente el nombre?, hasta suena igual; rudo y Rudy. Vaya juego de palabras, ingenio puro. Pensando en él, ¿Qué estará haciendo en estos momentos? Rudy. Casa. Mascotas ... ¿Qué? ¿Qué he hecho?, ¡no!, espero que no sea juguete para ninguna de las mascotas de mi abuela. Me reprocho mientras llevo mis manos a la cabeza en señal de preocupación a la vez de que me arrodillo para enfatizar mi nivel de preocupación, mientras estoy en esta pose comienzo a susurrar que es difícil de que algo malo pasase, pues ahí estaba mi abuela, ¡Si!, nada malo debería de pasar, ¿no?, ¿no? ¡Ay! De nada sirve preocuparme, mejor regreso a casa.
Con la decisión tomada, después de haber caminado un gran tramo de mi ruta para descubrirme, me dirijo hasta el paradero siguiente, luego retomaría el camino a casa, lo más directo posible, una vida esta en peligro, ¡mi peluche Rudy! ahí va tu Salvador, ¿Entienden?, Salvador, es mi nombre y seré su salvador al evitar su horrible destino, lo sé, ingenio puro. Surge un mal recuerdo, no quisiera que otra vez perdiera una pierna y que mi abuela me castigara por mi falta de cuidado, ¡No!, no quiero que me castigue de nuevo, todo menos volver a pasar la noche en el tejado de la casa. Esto demuestra lo importante que es el peluche para mí como para mi abuela, es nuestro lazo hacia el pasado. Con la meta cerca, mi caminata se hace más apresurada, "debo regresar rápido a casa" como único pensamiento, camino descuidado por la rapidez de esta misma y al llegar a la esquina donde debería doblar para ir al paradero me detengo con extrañeza por lo que observaba.
¿Por qué esta ahí?,¿No sabe que no se debe salir bajo este clima?, bueno, yo también estoy aquí, pero es diferente, ¿Qué nos diferencia?, sin saber la respuesta solo siento que somos diferentes. Ella y yo.
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