Plática a la orilla del mar

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Esta caminando la cigarra, dibujando su camino en el tronco de una palmera, mientras yo, en silencio, admiro las sensuales olas marinas que deleitan mi vista.
En eso, se sienta en la orilla arenosa y cálida, y junto a mi lado, un señor ya bien entrado en años y probablamente marcado por siete décadas.

El viejo da una débil fumada a su habano, y me dice que no tenido amigos y yo en señal de cordialidad , le dije que ya tiene uno . Gracias manifestó el anciano. Luego procedió a contarme algo insólito. estando el en Sarajevo- Bosnia??, se entero de un derramiento de sangre imperial haya por el año 1914, luego, la capital y el resto del país ante sus ojos, le parecía ver que tomaba extrañamente un denso color rojo en el cielo, me asuste un poco dijo el, pero no fui capaz de preveer que lo que ahí iba a suceder , era que iba a explotar un polvorín, pero de magnitudades malignamente colosales, luego vino la hambruna, la batalla, la metralla, las bombas, la gangrena, el dolor, la angustia, la muerte bailando y complaciendose enormemente. Un día de patrullaje, porque a más de tantas cosas horribles , el fue reclutado, se encontro en un valle accidentado con una bella muchacha llamada Lejla, y sus miradas se cruzaron , y pues como muchos podrán imaginarse , de ahí surgió una historia de amor con muchas ganas de seguir estando a flote, pero cuando el fue movilizado a otro lugar, era natural la penumbra sentimental. juraron volverse a ver pero , no era lo que iba a pasar, cuando la lluvia mundial de balas y odio terminó en 1918, fijó rumbo al pueblo de su amada, marchó lo mas pronto posible y lo más rapido que su Ford Model T se lo permitiese, sin embargo, lo que encontró a su arribo no fue mas que tierra chamuscada , casas destruidas y : el cuerpo exánime de su adorada Lejla, sin movimiento , sin respiración , cubierta por una fina capa de polvo y sangre , en medio de ese espectáculo dantesco, un habitante le dijo que ella fue víctima de una infeliz y traidora bala perdida, en medio de circunstancias bélicas .

Cada noche , en sueños me dice repetidamente: mi amor, la flor, . Fui tan ingrato por muchos años , que nunca la visité en su última morada en este mundo.

Me asusto al ver al viejo colapsar de manera súbita, y me dice: gracias por escucharme, seguido de: puedes hacerme un favor, arrancame esa flor que esta junto a ti, yo lo hize y el viejo exclamó: ahora se la llevaré a mi amada Lejla, acto seguido, aquel hombre expiró en mis brazos, y la flor mágicamente desapareció


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