Nicolás se encontró en la calle con Rubén y Tomás, ambos cogidos de la mano.
- Cuántos años sin verte, ¿cómo te va? -le preguntó Rubén soltándose de la mano de Tomás.
Nicolás había intentado pasar sin detenerse, como si no los hubiera visto. En realidad, no conocía a Tomás, pero sí a Rubén, y no le apetecía hablar con ellos.
-Bien, ¿ y a ti?
- Perfecto. Nos casamos hace un par de años. ¿No te acuerdas de Tomás?
-Creo que no lo conozco-dijo Nicolás.
-Sí que lo conoces, ¿verdad, Tomás?
- Sólo nos vimos un día, una tarde, para ser más exacto, en el parque -aclaró Tomás.
Nicolás recordó de repente de qué lo conocía y no le agradó el recuerdo.
- Lo pasamos muy bien aquella tarde en el parque, después del cine, sobre todo tú, ¿recuerdas? -le preguntó Rubén a Nicolás.
-Fue hace veinte años, por lo menos, éramos pequeños, no me acuerdo apenas.
- No éramos tan pequeños, teníamos trece o catorce años -dijo Tomás.
- Bueno, no importa. Tengo prisa -se excusó Nicolás.
- Jugamos a algo y tú perdiste -le recordó Rubén a Nicolás-. Tenías que pagar una prenda y te dimos a elegir entre dar tres vueltas al parque corriendo o desnudarte en un lugar apartado.
- Elegiste en primer lugar dar tres vueltas al parque, pero a la primera vuelta ya no podías más. Entonces tuviste que pagar la otra prenda. Encontramos una caseta abandonada, cerca del río que pasa por el parque -relató Tomás.
- Te desnudaste delante de nosotros en esa caseta. Te costó bajarte el calzoncillo, no querías. Cuando lo hiciste, después de mirarte un rato la polla y los huevos, te dijimos que te dieras la vuelta parta verte el culo -siguió Rubén-. Tomás te acarició as nalgas y te metió un dedo en el culo. Te lo metía y te lo sacaba y tú gozabas. Yo me puse delante de ti y te masturbé, enseguida lanzaste el semen, me aparté para que no me mancharas. No digas que no te acuerdas.
- Claro que sí, pero al poco tiempo tuve una novia, me casé con ella y tengo dos hijos. Soy muy feliz con mi matrimonio. Eso fue agua pasada, una chiquillada, y ahora tengo que irme.
Nicolás se fue ante la mirada divertida de Rubén y Tomás, que volvieron a cogerse de la mano.
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