Es extraño mirarse al espejo, sucede que se puede uno reconocer las limitaciones y, déjame decirte, es aún más extraño acompañado de alguien como tú.
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¿Cómo? Pues si, así, tan guapa… Me gusta tu presencia efímera.
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No me estoy burlando de ti. ¿Quieres más helado?
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Imaginé que ya no querrías más. Yo también estoy satisfecho.
No deberías marcharte, especialmente ahora que nos conocemos más.
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Lo entiendo. Es que hay un olor a locura tan notorio por aquí cuando no estás tú…
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¿Antes de irte?, sí. Sí tengo una pregunta: ¿qué les asusta a ustedes los no vivos?
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¿Los vivos? Lo imaginaba.
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Estaré por aquí sentado, esperando el apocalipsis hasta que vuelvas para detenerlo.
*Escrito recompuesto. Pertenece a una serie de textos olvidados y es complemento de Labíal color carmín, texto publicado previamente en este amable espacio.
https://www.cortorelatos.com/relato/36171/labial-color-carmin/
Gracias por leer.
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