Secundaria despedida
Por Juglar.
Enviado el 28/03/2020, clasificado en Amor / Románticos
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Para la Julia y su ausencia ajena.
1
El teléfono timbra insistentemente al otro lado del amplio salón. El rin, rin punzante atraviesa el espacio inanimado y se te cuela en los oídos.
Sales de la ducha y el frío del suelo te destempla el cuerpo. Un escalofrío te sube desde el pie izquierdo y se adueña de tu cuello. Avanzas mientras se encienden las luces automáticamente con los detectores de movimiento. El piso refleja tu cuerpo desnudo, la luz blanca lo hace parecer un espejo. El rin, rin continúa, imperturbable, claro, inconfundible.
Sí –contestas-.
Sube, ya estoy aquí –escuchas al otro lado de la línea- .
Solo necesito vestirme –respondes-.
2
Tres minutos después estás al nivel del suelo citadino. Activas el mecanismo que abre la puerta y ahí está él: una sombra iluminada en su contorno por el ámbar de las lámparas en el parque. Gira la cabeza a ambos sentidos de la avenida y comprueba que no hay soplones. Entra rápidamente bajando los trece escalones.
Se estrechan con un beso apremiante, sin mediar palabra.
Tardaste mucho – aun con los labios en contacto rompes el silencio -.
Puedes enfermarte –contesta- la ropa está muy húmeda.
Soluciónalo – lo retas. Él cumple.
Así son las noches últimamente, deslizándose y chocando con las paredes del estrecho pasillo que conduce al refugio. Riéndose torpemente por aquella mano que atraviesa un borde púdico. Despedazándose los labios y los cuerpos con caricias que se guardaron siempre, porque hasta hoy no existía alguien que las despertara.
Se aman en el sofá beige mientras el gato los observa atento, celoso de su celo incesante. Y el universo se crea y se destruye entero… al final vendrá la pregunta diaria, con la temeridad del lobo, pero disfrazada de cordero:
¿Te quedarás está noche?
Te retiras y mientras te vistes inventas un discurso que no es necesario, bastaría con decirle no, porque él no es un tipo que pierda el tiempo en reproches de bachiller inmaduro.
Observa atento el trabajo del cuero ajustándose a tu cuerpo, confirma que te estará esperando al amanecer, con café y panecillos recién traídos del supermercado abandonado.
Escucha -le respondes-, lamento marcharme, estoy a punto de lograr infiltrar su sistema de seguridad.
3
El sangrado en tu brazo derecho no es tan profuso. Él está limpiando con yodo y gasas. Los noticieros en el televisor lo tienen claro: alguien rompió la seguridad del banco mundial y les robó millones. No puede rastrearse el destino de cada centavo.
Tenemos que irnos –confirmas-. Sabrán que fui yo, tarde o temprano.
Estamos juntos en esto –te dice-.
No –replicas- yo te tengo solo a ti. Tú tienes a alguien más. Voy a ayudarte a encontrarla, te ayudaré hasta donde sea posible.
Es momento de partir, todo está apilado sobre la cama. Tu motocicleta reconstruida también forma parte del inventario que arderá en unos minutos.
Ahora estás frente a frente con tu destino, solo es cuestión de tiempo. No eres una mujer que dude, prendes fuego a todo.
Avanzas con las llamas de fondo, subes los trece escalones.
Eres libre minino –dices al animal cuando lo colocas en el suelo, lo observas alejarse con la coquetería mustia de una fiera doméstica-.
Es la primera de dos despedidas, la otra será mañana. Subes al auto y te colocas las gafas de cristales verde celofán.
Hay que cambiar el auto – piensas en voz alta – este puede voltearse fácilmente.
¿Y ahora? –te cuestiona-.
-Me gustaría ir por la noche al casino, debemos celebrar esto.
El auto arranca.
*Este relato es complemento de Despedida, aquí el enlace:
https://www.cortorelatos.com/relato/37528/despedida/
La recomendación de hoy: Oniria e Insomnia, de la grandísima banda española Love of lesbian.
https://www.youtube.com/watch?v=3GqTzn7Hi3U
Gracias por leer.
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