Mentalizarte Que Todos Somos Iguales
Por El Conta
Enviado el 06/04/2020, clasificado en Reflexiones
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Me invitaron a una cena a la casa de un amigo, vive en una casa grande con detalles muy vistosos, con buen gusto, los anfitriones de la fiesta se desvivían por sus invitados, mostraban la prosperidad con la que vivían, el dueño era un ingeniero agrónomo muy alto, con una voz que imponía, todas las ordenes que daba a sus hijos e hijas se las obedecían sin cuestionarlas, muy autoritario se sentía el ambiente.
Nos sentaron primeramente en la mesa de los jóvenes, se estaban riendo mucho por las puntadas de otro de los invitados, que hacía chistes y contaba anécdotas que le habían sucedido al vender celulares a los políticos de esa época, no podía entender como personas con tan poca inteligencia estaban en puestos clave en el estado en esos momentos.
Había otra mesa de los primos de mi amigo, eran personas pudientes a los que sus papás los habían educado en las mejores escuelas, nadie platicaba, solo estaban serios, no se para que los mandaron a estudiar a esas universidades tan costosas, si solo los tenían como segundones en sus negocios, ¿para que invertían tanto en su educación si todas sus decisiones tenían que ser aprobadas autoritariamente por sus papás?, se me hacía algo tonto o pensaba es solo cuestión de status, para decir que el Jr. salió de la universidad costosa tal o cual.
En otra mesa estaba la familia de los otros esposos de las hijas de la familia, según ellos presumían de inteligentes, pero a duras penas pudieron acabar los estudios, uno de ellos había sido compañero mío en la escuela y era un fiasco, pero bueno, recibían muchas adulaciones por la riqueza que el padre les estaba dejando con el negocio de la mueblería, a mi parecer nunca había escuchado hablar de su empresa, estaba en una ubicación muy poco conocida. Pensé: quizá son de los calladitos para verte más bonito, para evitar todas las envidias y los compromisos de patrocinar alguna causa o cosas por el estilo.
Estas fiestas yo la verdad no entendía ¿para qué me invitan? y peor aún ¿para que iba, si me iban a poner nerviosos cuando dijera mis puntos de vista?, todo lo que hablara lo tenía que pensar 2 o 3 veces, porque no sabes cómo lo tomarían estos anfitriones, eran muy amables pero te tenían la correa en el pescuezo como amenaza por los que se te vaya a ocurrir comentar.
Esa noche me sentaron en la mesa de los grandes, todos le tenían cierto miedo de sentarse en esa mesa, pero yo me mentalicé que eran personas normales, que uno era un agricultor, el otro un comerciante de muebles, otro un maestro de literatura de una universidad local, todos tenían trato con gente normal, no había porque tener miedo en entablar conversación con ellos. En la adolescencia sí me pudieron intimidar las pláticas de ellos, pero con mis 40 años que tenía en esa época no tenía por qué sentirme menos, a pesar que yo era solamente un empleado.
Al empezar la plática, recibí un par de preguntas de estos personajes, me cuestionaron que carrera tenia y en donde trabajas, les contesté que era contador público y que trabajaba en una empresa que otorgaba financiamientos para la compra de bienes de activos fijos. Inmediatamente me soltaron el primer torito, ¿como ves la reforma fiscal que va a empezar en enero del próximo año? Les contesté --pues creo que vivimos en un país de tercer mundo con una política fiscal de primer mundo--. Agregué que muchas veces el campo tiene un efecto multiplicador muy grande, porque cuando dominas la actividad agropecuaria puedes obtener muchas ganancias con poco dinero, este comentario lo hice para involucrar al ingeniero dueño de la casa y dándole por su lado y para pasarle la estafeta de la plática a él. Contestó que los ranchos son muy difíciles, dijo que todo negocio que no tenga techo es muy impredecible, porque el clima no tiene palabra, plantar una hectárea de cualquier cultivo cuesta mucho dinero que se puede perder en una tarde por el clima solamente, todos le dieron la razón con la cabeza. Le pregunté al comerciante ¿cómo ha sentido la apertura que las grandes tiendas comerciales, ya también venden aparatos domésticos que son la mina de oro de las mueblerías? Se acomodó en su silla y me dijo –sí, cada vez es más difícil tener ventas en el negocio porque las personas se dejan ir con la costumbre de comprar en los grandes comercios de origen extranjero.
Estaba pensando --que mala pata que mi hermano me haya sentado en esta mesa con estos tiburones, que lo único que buscan es pavonearse de sus éxitos--, no divertirse como fuera en cualquier otra reunión que fue invitado.
Solo me faltaba uno de la mesa para saber cuál era su propósito en la vida, el profesor de literatura que a mi pensar no podía entender como un maestro de literatura fuera tan hermético como esta persona, no había pronunciado ninguna palabra, pensaba entonces ¿para qué lee tanto o para qué estudia tanto si no lo quiere compartir con nadie?, se me hace algo fuera de mi entender. Le pregunté al maestro que de donde era catedrático, el ingeniero agrónomo que era su cuñado trato de ayudarlo para que me contestara, se me hizo algo raro, pensé ¿porque no quiere que conteste el literato? o quizás porque las pláticas de él pueden ser muy elevadas o aburridas ya cuando se hablara de su tema. Volví a preguntarle y me contestó que era catedrático de la preparatoria más antigua de la ciudad y además de la escuela de literatura y letras del estado. Me sentí sorprendido pero los otros dos, como que no les agradaba mucho esos asuntos que empezaron a cambiar el tema diciendo ¿qué más vas a tomar?
El catedrático siguió serio en toda la noche, yo me hice a la idea que estas personas son gente normal, que lo único que tenían de peculiar era que les estaba yendo bien en sus negocios, así que los traté de una manera normal y creo que les cayó bien mi manera de tratarlos, quizás están acostumbrados a que les rindan pleitesía y yo la verdad soy enemigo de eso, las personas exitosas tienen ganas que los traten de una manera normal para que ellos puedan ser también mas auténticos.
Al rato de platicar, ellos mismos hacían chistes de su persona cuando en algunas ocasiones se habían equivocado y habían hecho el ridículo en un momento, comentaban nadie sabe todo y todos nos podemos tropezar en la vida.
Moraleja: si vas a una reunión en donde están personas exitosas, debes de mentalizarte que ellos son humanos y que también se equivocan, que les gusta que los traten de una manera normal sin halagos ni reverencias. Siempre va a haber una persona más rica o más inteligente que uno, que solamente quiere convivir en una reunión informal.
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