Testigo número 88. Femenina de 33 años. Teruel, España.
Había visto cosas en internet. Puntos luminosos en el cielo, las estrellas haciendo cosas raras, ruidos extraños, pero no creía. Hasta anoche… desperté con ese ruido penetrante, parecido a una potente turbina; una luz cegadora abarcaba la habitación. Me incorporé con cuidado y caminé hacía la sala.
Iba dando tumbos, todavía deslumbrada, asomé por el ventanal que da hacía la plaza del condominio, solo abrí la cortina unos centímetros, las luces de los vecinos empezaban a encenderse, alguno sacó la cabeza por la ventana. Me frote los ojos y baje mi vista. Ahí estaban, pude verlos, estoy segura de que algunos vigilaban mientras otros escalaban las paredes.
¿Cómo explicarlo? Sus brazos casi dan hasta sus rodillas, la luz de eso que estaba arriba los hacía parecer traslucidos, brillaban como una burbuja tornasolada al medio día.
Sí, solo sus siluetas, casi transparentes, pero muy bien definidas.
Empezaron a sacar personas de los departamentos, sin romper las ventanas o las paredes, parecía que pudiesen atravesarlas. Subían por los costados de los edificios, llevaban a varios cogidos por los cabellos, como si los arrastraran por el piso, caminando hacia arriba. Estaban regresando a esa cosa.
Nada, no hice nada. Me quede paralizada, el corazón se me quería salir del pecho. Quise gritar, pero la abuela llegó detrás mío y me cubrió la boca con su mano.
¡Calla hija! –me dijo-.
No recuerdo más, me desmayé.
Testigo número 2801. Varón de 19 años. Buenos Aires, Argentina.
¿Al verlos? Miedo, mucho miedo. A pesar de que no se les notaban los ojos, era claro que uno de ellos me miraba fijamente, o eso me hizo pensar.
- ¿Te hizo pensar?
Sí, así lo sentí. Me dijo que me acercará a la puerta, mi cuerpo obedeció sin que yo pudiera evitarlo.
Sentí mucha presión en mi brazo, me sujetaba re fuerte.
¿La herida? No es una cortadura. Es una laceración, está quemada la piel.
¡Yo qué sé dónde le dio! ¿Vos podrías concentrarte en ese momento? Esa cosa de arriba deslumbraba la vista. Papá salió del granero con la escopeta y le disparó cuando me estaba subiendo al techo de la casa, aquello que le brotó me cayó justo donde mirás la herida. A lo mejor era su sangre, escuché un quejido y me soltó.
No sé más.
Testigo número 127,401. Varón de 45 años. Ciudad de Puebla, México.
Nomás oímos que había caído a lo lejos, calculamos que cerca del río. Ni tan solo oír el estrepito salimos a la calle, estaban volando bien bajito los helicópteros de la policía. La gente que vive en las casas de por allá empezó a correr para acá arriba, venían bien espantados, pero no llegó ni la mitad, sabrá Dios de donde salió otra de esas cosas con sus luces potentes y se los empezó a llevar.
¿Las nubes?
Ándele, yo creo que estaban cubiertos con las nubes, es muy raro que aquí llueva tan duro en abril.
¿Ruido otros días?
Sí, yo ya le había dicho a mi hijo que se escuchaba raro en la madrugada. Haga de cuenta como si martillaran un yunque entre dos personas. Pero no era un ruido local, se escuchaba a lo lejos, en el ambiente.
Luces… solo los chamacos, cuando regresaban de jugar en las canchas. Dicen que bailaban las estrellas, pero son jóvenes, ni quien les creyera y vea, ¿verdad?
No tengo a donde irme señor, los albergues no van a servir, mire lo que pasó en Europa. Es cosa de tiempo para que lleguen, si ese se cayó de seguro traía un marciano que era mal piloto… ya ve que ni los gringos pueden con ellos.
Ojalá los ejércitos hagan algo, se están llevando muchas personas… de mientras pues orar y estar con la familia.
Nada que agradecer, acá estamos si quiere venir a grabar otra vez.
La recomendación del día es The Void, de Muse. Una canción muy ad hoc para estos tiempos.
https://www.youtube.com/watch?v=ztnEjj5WW8k
Gracias por leer.
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