PALABRAS DORADAS
-El acérrimo y tremebundo viajante es soliviantado por las prístinas aguas, cuyos abigarrados colores reflejan el impoluto y magnánimo frontispicio de la seo
-¿Qué coño estás diciendo? ¿Puedes hablar más claro?
- Con ahínco blasfema lo ínfimo de su abolengo
-Me estás poniendo nervioso. Si no quieres hablar conmigo lo entiendo pero dímelo cuando te saques de la boca esa mierda.
-Anacoreta abyecto, busca discernir lo apolíneo de lo dionisíaco
-¿Me estás vacilando? Me gustaría que te dejases de pedanterías y me contases una buena historia, un sentimiento. Joder, tampoco es pedir tanto. Sé que mis conocimientos son limitados y, en fin, tonto sí, pero no tanto.
-Aquiescencia de lo ubérrimo y voluptuoso que las hordas prolijas en su febril yerro
-Vete a tomar por el culo, ¿Lo entiendes? Bien, no voy a aguantar estas chorradas para que me enseñes palabras chungas. Me quedo con las mías, gilipollas. Sube a ese limbo con los de tu raza. En mi opinión, las palabras son para entenderse, no para separarse de la plebe. Capisci?
-Jejejejejeje. ¡Capisco, Manué! No te pongas así hombre, era una broma. Venga, vamos a tomar un café que invito yo.
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