Otto Bichulek es el buen hombre de estirpe alemana. A pesar de esto, luego de su nacimiento vivió los periodos más duros de toda su vida, quizás son los mismos eventos que lo construyeron como persona. Estuvo en el momento que asesinaban de manera despiadada a toda su familia, el padre degollado y la madre violada hasta la muerte. En ese preciso instante despertó el verdadero sentido en la vida del pequeño Otto, como los eventos de su corta vida lo convirtieron en el destructor de raza pura.
Fueron años de encierro frente a su biblioteca de literatura extremista y la música clásica que lo inspiraba como un himno de estadio hacia la destrucción masiva. En esos días se inició la lucha en contra de la humanidad. No nacería alguien con mayores capacidades para privar a las personas de poca materia encefálica frente a sus actitudes poco cuerdas provenientes del mundo del libertinaje. Ellos mataron a mi familia y deben pagar por sus irresponsabilidades, desde hoy y hasta el fin de los días.
Tras varias temporadas en las que el muchacho veía las actitudes del mundo que lo mareaban, decidió iniciar su plan de exterminio. A pesar del odio que sentía en su corazón, todas las noches antes de acostarse sentía desde el interior de su organismo las frases que le pedían por auxilio, por la liberación del mundo poblado por inmigrantes y delincuentes, por rebeldes que destruyen las bases del escudo alemán.
Finalmente llegó el día luego de tanta preparación y el mundo nunca más olvidaría el nombre del resentido Otto Bichuleck
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