LO QUE NO SE DIJO DE ROMEO Y JULIETA 2

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Pero se dio el caso que cuando la eterna pareja de enamorados se dispusieron regresar a la diligencia, se percataron de que ésta había desaparecido misteriosamente sin dejar rastro. Era como si la tierra se la hubiera tragado, o como si se les hubiese abandonado a su suerte.

Abatidos y desconcertados ante aquella desagradable contrariedad, la pareja se puso a caminar sin un rumbo fijo, mientras que Julieta con un aite desabrido, con inquietud preguntaba insistemente a su marido:

-¿Y ahora qué haremos, eh? ¿Qué haremos?

- Vamos a ver si encontramos alguna casa donde nos puedan ayudar - respondió él en un tono hosco.

Poco después de haber cruzado aquel campo sembrado de pinos, al descender por una hondonada se encontraron de pronto frente a una interminable y grisácea franja que se perdía en lontananza por la que circulaban un sin fin de extrañas máquinas que iban a gran velocidad en dos direcciones opuestas. Se trataba nada menos que de la autopista que unía a Lérida con Barcelona la cual estaba congestionada por un interminable tráfico de coches.

Lo cierto era que Romeo y Julieta al estar tan pendientes el uno del otro con sus empalagosas y ñoñas caricias no se habían dado cuenta de que habían sido absorbidos por aquel singular fenómeno de la Naturaleza llamado "El Agujero de Gusano" que los había situado irremisiblemente en el tiempo de principios del siglo XXl.

Y como es de suponer aquella insólita perspectiva les causó tal choque en su sensibilidad que sufrieron un angustioso vértigo que no sabían cómo superar.

Cuando se hubieron recuperado un poco de aquella fuerte impresión se aventuraron a seguir un incierto camino bordeando como podían aquella autopista, hasta que llegaron a un amplio recodo donde había un viejo restaurante para camioneros, de donde salió fumando un puro el conductor de uno de aquellos camiónes que transportaba fruta, que era un hombre de mediana edad y de recia complexión llamado Raúl. Y éste al reparar en la tan desvalida como desorientada pareja de enamorados, sintió conmiseración de ella y se ofreció en llevarlos en su vehículo hasta la gran ciudad.

Mientras la pesada "máquina" devoraba kiómetros de monótona autopista Raúl quiso saber algo de aquellos pardillos.

- ¿Y qué? ¿Venís de alguna fiesta de disfraces? - les preguntó él al ver la pomposa  indumentaria casi medieval que ellos llevaban.

-¡Oh no! Venimos de Verona. Yo me llamo Romeo y ella Julieta.

El camionero pensó que aquella pareja no estaba en sus cabales, o también podía ser que le quisiesen tomarle el pelo. No obstante al advertir que el joven hablaba con un acento italiano bastante arcaico, tuvo la intuición de que algo extraño en la Naturaleza tenía que haber sucedido para toparse con unas personas tan especiales como aquellas, ya que tenían un halo que no encajaba en el tiempo actual. Pues se notaba que estaban descontextualizados en el presente.

Al llegar a Barcelona Romeo y Julieta gracias a la generosa ayuda del camionero se hospedaron provisionalmente en una barata pensión que estaba en una calle adyacente a las Ramblas de las Flores cuya propietaria era una vieja amiga del mismo; quien de momento se hizo cargo del coste de la estancia de la pareja en aquel sitio.

- Bueno. Ahora lo que os interesa es regularizar vuestra situación legal, y encontrar un trabajo para que podáis seguir adelante - les dijo Raúl-. Tú Romeo. ¿Qué sabes hacer?

Romeo se encogió de hombros, porque él estaba acostumbrado a vivir de las rentas de las tierras de sus padres y a salir de juerga con sus amigos.

- Pues esto no puede ser. Tienes que sacarte el Graduado Escolar y aprender un oficio. Es imprescindible que aprendas Informática, porque hoy en día la tecnología lo domina todo. Y también es conveniente que aprendas idiomas. Catalán, castellano, y sobre todo el inglés.

-¿Y quíen os gobierna? - quiso saber Romeo.

-¡Ah! Bien. Hay unos partidos políticos que se disputan el Poder, pero quien realmente manda es el Mercado Financiero que abarca a la Comunidad Europea. Ahora todos somos aparentemente como una gran familia - respondió Raúl sin darle ningua importancia al tema político.

Al ser Romeo y Julieta hijos del Renacimiento que se proyectaba hacia la Modernidad, al racionalismo que se derivaba de los humanistas como Erasmo de Roterdam, Galileo que instauró el pensamiento científico con la inducción en la Astronomía y el paradigmático Leonardo de Vinci, o Miguel Ángel, y más tarde Issac Newton, se adaptron enseguida a la forma de vivir del presente siglo. Tanto era así que Romeo que era un joven bastante infantil no se despegaba de las Redes Sociales en su móvil, y se extasiaba ante cuaquier avance sobre el mundo de las comunicaciones que se anunciara en la televisión, puesto que aquella revolución tecnológica le parecía que era cosa de alta magia que estaba al alcance de cualquiera. Mas como por otro lado en el Mercado Laboral había más demanda que ofertas de trabajo, y además el empleo que se ofrecía era muy precario y estaba mal pagado, aquella pareja no terminaba de levantar cabeza en su nueva etapa existencial.

Pero justamente cuando ellos estaban a punto de desfallecer; de darlo todo por perdido, una vez más el camionero Raúl les sacó del apuro.

 Resultaba que él tenía un cuñado que se dedicaba a la Hostelería el cual estaba haciendo una promoción de una urbanización de apartamentos para turistas en una zona de Ibiza, y necesitaba a unos recepcionistas que se encargasen durante todo el año de aquel lugar.

 

 


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