Era esa noche tan esperada, tras días, meses quizá de plantearlo nos íbamos a encontrar. Aunque era nuestra primera vez juntos, quería que fuera algo especial. Así que me preparé, me puse mi calzón negro de encaje, un sostén negro que resaltaba mi busto, y unas medias megas que solo llegaban hasta la rodilla y sobre todo esto una bata de seda. Lo espere con todo preparada. Teníamos al alcance cualquier cosa que pudiéramos necesitar, un litro de helado, con una cuchara fría, una vela, esposas, vendas, una cubeta con hielos y hasta un vibrador. Mientras lo esperaba, no me pude resistir. Decidí dejar la puerta abierta, para que pudiera entrar, y no tenga que parar cuando llegase. Empecé a pasar el hielo por mi pecho, por mis piernas, u poco a poco la acercaba a mi sexo, hasta que se derritió. Repetí varias veces este proceso, hasta que empecé a utilizar el vibrador, siempre he querido hacerlo, y la verdad es que valió la pena hacerlo. Lo tenía en mi clítoris, me estaba mojando tanto, no podía aguantar, necesitaba algo dentro de mí. Decidí dejarme llevar, y empecé a gemir. No sé cuánto tiempo habrá pasado, hasta que lo vi parado en la puerta. En su pantalón se veía su paquete marcado, por lo que sé que estuvo disfrutando mi show.
Una vez que se dio cuenta que lo vi, no se demoró en tomar la acción. Se quitó la camiseta, no pude evitar notar que tenía la v muy marcada, cosa que me encanta. Se acercó poco a poco hacia mí, tomó el litro de helado. Se metió la cuchara a la boca. Jamás pensé que la comida fuera algo tan sexy. Tomo un poco de helado, y lo puso sobre mi pecho, y fue trazando un camino hasta mis piernas. El frío del helado me excitaba, y el sentir se la cuchara acercándose me estremecía. Mi cara de placer era obvia. Decidió parar y observar, al darme cuenta que paro le quede viendo, nuestras miradas se juntaron. Puede ver que se mordió el labio e hice lo mismo, me besó. Después empezó a chupar el helado que había dejado en mi cuerpo. Llego hasta mis piernas y después de un proceso lleno de besos, mordiscos y lamidas, lo tenía viendo mi calzón de encaje negro, mojado. Empezó a besar sobre él, con leves mordiscos, me volvía loca, sabia cada cosa que quería. Después me quito mi calzón. Observó la maravilla que tenía en frente.
Tomo la cucaracha, aún estaba fría y la paso por mi clítoris, era imposible no disfrútalo. Empezó a lamerlo, mientras pasaba la cuchara entre mis labios y poco a poco la iba metiendo dentro de mí. El frío dentro de mí me hacía temblar. Seguía ingresando y sacando la cuchara, luego la reemplazó por sus dedos, lo hacía tan bien. Y sin darme cuenta llegue a mi primer orgasmo. Pero no paro, estuvo entre mis piernas hasta que me vine en una gran magnitud. Nunca antes lo había hecho. Me di cuenta que era mi momento de complacerlo. Lo senté en la cama. Mientras cogía la misma cuchara y el helado. Le quite el pantalón y lo deje en bóxer, podía apreciar como él estaba un poco mojado. Me se te sobre su gran miembro, lo sentía entre mis piernas, no podía aguantar tenerlo dentro de mí. Tomé un poco de helado y lo metí a mi boca, demostrándole lo delicioso que estaba. Luego tomé un poco más y se lo di a él. Empecé hacer mi propio camino de helado en su cuerpo. Luego lo bese y pare para sacarme mi sostén y que pueda apreciar mis tetas. Empezó a besarlas a morder mis pezones, no pude evitar gritar. Tomé sus manos y las puse contra el espaldar para demostrar que yo dominaba. Le metí mis dedos en su boca. Y proseguí a lamer su cuello y besarlo. Bajar por su pecho mientras movía mis caderas contra su miembro. Regrese a su boca, sus manos se habían despegado de la pared, y vinieron a mi cuello, empezó a ahorcarme, mientras yo incrementaba mi movimiento en su miembro. Con una de sus manos metió sus dedos en mi boca, permitiendo que me saboree.
Ambos disfrutábamos de aquel momento, pero debía castigarlo. Me levante, y lo recosté contra la cama, le saque su bóxer y empecé a tocar su miembro. Lo introduje en mi boca y luego lo lamí varias veces. Empecé a jugar con mi Dedos en su punta viendo cómo disfrutaba. Estaba muy cerca de venirse, así que empecé hacer el trabajo con mi boca. Antes de darme cuenta, me advirtió que se venía, así que dejé que llegara en mi pecho y un poco en mi boca. No pude ni reaccionar, que él me cargo contra la pared y empezó a besarme mientras agarraba mi culo. Me sentía tan excitada. Me tiro en la cama y ato mis manos al espaldar y empezó a pasar su pene por mi clítoris, lo tenía tan grande no podía esperar a tenerlo dentro, empezó a penetrarme. Cada vez más rápido y más adentro. Mis gemidos se convertían en gritos. Empezó a besarme. Me soltó mis manos cuando vio que mi orgasmo estaba cerca, me agarre de su espalda raspándola un poco, hasta que ambos llegamos juntos. Le di media vuelta y quedé sobre él. Empecé a montarlo. Podía ver cómo disfrutaba, y al tener mis tetas en su boca disfrutó cada momento. A pesar de que yo debía dominar ese instante, el me prohibió gemir, lo cual hizo que mi excitación sea aún mayor. No sabía que ser, así que empecé a morder su cuello y sus orejas. Empezó a susurrarme al oído que podía gemir, que mi haga. Mi confusión hizo que parara el ritmo, por lo que él empezó hacerlo, lo metió tan adentro que tuve que gemir en su oído. Y el para castígame me puso en cuatro, me dio una nalgada, y dejo caer cera caliente en mi espalda ni podía creer que disfrutara eso. Me pregunto, quien es el que te vuelve loca. Entre gemidos le dije que el, me volvió a nalguear y me volvió a preguntar, y le dije tu James, tu. En ese momento me envistió de una manera inigualable haciendo que ambos llegáramos a un gran orgasmo.
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