Discurso para la nacionalidad

Es impresionante e inigualable la manera en la que las diferentes clases sociales de un pequeño país al fin del mundo se unen en tradiciones pueblerinas, sin importar colores ni doctrinas aparentes. Soy el mundo de las fantasías y permito que el patrón se reúna una vez al año a beber con su ganado.

Por una sola ocasión podrás apreciar como el individuo de pretensiones internacionales vive experiencias diferentes, dejando ser acompañado de aquel hombre inundado en la constante frustración material. Hay seres que descubren que hay almas viviendo de pretensiones que se desarrollan exclusivamente para sobrevivir dentro de la marginalidad. Nada es tan grave, todo se resuelve con un ¡Salud!

Atrás han quedado épocas de artificialidad e ideales torpes, de dictaduras sin sentido y normativas mal efectuadas. La gente se permite crecer en burbujas sociales que permiten desconocer las costumbres y las tradiciones del sometimiento traídas desde el extranjero. La religión es la construcción de un discurso europeo, pero la cerveza es la lengua alemana que todos conocemos.

Hoy se lucha por una sola razón: la independencia personal, nacional y mundial. Hay una sustancia que nos llevará a ser los lideres de un nuevo mundo valiente, acrecentado nuestros pulmones de una modernidad que nos agota y liquida, enfrentándose a la melancolía que nos da luz frente a las celebraciones de los vicios en la catedral de pañuelos blancos y tacos de hierro.

Me enorgullezco de Chile por la simpleza de su pueblo y por la propuesta de su sencillez cultural que ha permitido asesinar a miles de adictos al trago y el tabaco clandestino.