7:35 pm.... Esa mañana no sucunvio a la llamada del demonio, se quedo dormida, puede que a cualquier persona levantarse tarde anunciara un día horrible , pero en ella era habitual levantarse tarde, era mas bien su tónica, creo que se levanta tarde, a sabiendas, pues es su forma de defensa ante lo indeseado, pues haciéndolo todo tan rápido, conseguía no ser consciente de todo lo que le rodeaba. Lo cierto es que tenía una habilidad increible, capaz de bajarse del sofá sin apenas tocar el suelo y ya estar vestida, una chica de poco arreglo, con atusarse el pelo, sacudir la chaqueta que reposa como siempre en el brazo del sofá, mientras se calienta su café, colgandose su bandolera repleta de documentos que puede que no llegue a leer nunca, con una mano acaricia a su gato mientras con la otra sujeta el café y con la rodilla abre la puerta que le llevará a la realidad, a una realidad que no es de su talla.
El frío de la mañana le proporciona el color en su cara, pues hace que le surgan unos divertidos coloretes, lista para afrontar el día. Acostumbra a ir en coche al trabajo, pues esta al otro lado de la ciudad, de ahí lo del café en vaso de plástico apto para bebidas calientes, pues el trafico lento de la ciudad le daba permiso a tomarse su café durante el trayecto, ese momento era un impas,imprescindible en el camino,el asiento del copiloto lucia unas bonitas manchas amarronadas, testigo silencioso de esos momentos , su actitud ante los problemas, era lo que le hacia especial.
Eso si, aún tarde,nunca se olvida de darle los buenos dias al sr. Candido, él era la persona que se encargaba de mantener limpia la avenida, sus calles, papeleras, fachadas, etc....debería estar ya jubilado, pero aquello era lo que sabia hacer, y no creo que nadie lo pueda hacer mejor que él, ni de mejor forma, no estaba la avenida echa y él ya se encarga de limpiarla, era un hombre especial, lleno de sabiduria, sus ojos lo habían visto todo, mas de lo que ella podía ver a través de su ventana.
Pero aquella mañana iba a ser diferente, tarde y el coche no arranca...parece que se presenta un gran dia,pensò y al mismo tiempo reacciono echando a correr como una loca hacia la estacion de cercanias, la unica forma de llegar a tiempo al trabajo, bueno a la hora de entrada ya no iva a llegar, pero si antes de que el sr. Lo quiero para ayer... entre con cara de canino sabueso a husmear en su pequeño despacho, ( juro que debajo de aquel monton de papeles hay un despacho ) , y darle las instruciones del dia mientras se atusa su pelo blanco casposo y brillante de toda la grasa acumulada, creo que no se ha lavado el pelo nunca...Rita sabra como distraerlo hasta que ella consiga llegar, pues es una experta en el arte de disimular, de ahi su vida perfecta.
Bajababa las escaleras de la vieja estacion de tres en tres, nunca e visto a nadie bajar con tanto arte, auque no le sirvio de nada pues el tren partia y dejaba a tras cualquier oportunidad de llegar a tiempo a su puesto de trabajo, el sr, lo quiero para ayer, se pondra furioso no se si Rita podrá lidiar con tremenda bestia...
Casi sin aliento consiguio sitio en uno de esos bancos frios de estacion, claro como no, llego tarde al cercanias que marcho, pero era la primera esperando el proximo tren. Lamentandose por la faena que le habia echo su viejo coche, unos minutos mas tarde se percato que alguien más, compartia su frio banco, levanto su vista para observar aquel desconocido, su apariencia era lamentable, le izo extremecerse y sin pensarselo dirigió su mirada hacia la punta de sus zapatos avergonzada, pero no se muy bien que, le hizo volver a mirarlo de reojo y obserbar con atencion aquel singular hombre, su espalda estaba encorbada, hasta tal punto que su barbilla parecia descansar en sus rodillas, sus ropas eran oscuras y viejas como si hubieran pasado por ellas dos siglos, su pelo grisaceo se confundia con su barba que al mismo tiempo se mezclaba con el pelo de la capucha de su vieja chaqueta, sus zapatos eran marrones, llenos de manchas, le recordaban a las manchas del asiento de su viejo coche, posiblemente testigos tambien de muchos momentos, pero algo le hacia pensar que esos momentos serian mas amargos, pronto se fijo en sus manos, sus manos, ese momento le hizo volver a esconder su mirada en las puntas de sus zapatos, dios...cuanto han visto esas manos...podias ver a traves de su piel cada una de sus venas, tendones, tostadas por haber tomado mucho sol, y llenas de surcos, surcos tan grandes como los cajones de una comoda vieja llena de recuerdos, cuantas historias guardaran esas arrugas, ese momento le hizo estremecerse encogiendo sus hombros y esbozando un tierno suspiro, suspiro que alerto a su singular hombre y el la miro, clavo su mirada en el rizo de su pelo que caia sobre su cara, y lo agarro y lo poso tras su oreja susurrandole al oido, - todo bien? Preciosa niña, ella se giro y miro a aquel hombre perdiemdose en sus ojos azules, pero azules, de un azul como no habia visto nunca, no encontraba comparacion, era un azul, un azul, todavia hoy no se describirlo pues no era el color lo que la invadio si no lo profundo de su mirada.
Comentarios
COMENTAR
¿Te ha gustado?. Compártelo en las redes sociales