Ahí estoy.
Estancado, impotente,
incapaz de sacar de mí eso que pide ser escrito
y que sin embargo se me niega.
Yo me lo niego.
leo,
leo, a los grandes,
a los mediocres
y a los que no conoce nadie.
Me atiborro de lecturas,
me motivo leyendo y me digo:
¡Tú también puedes!
Pero…
no puedo.
Mi problema radica en mí.
Y…
ahí estoy,
en continuo conflicto con los pensamientos.
Después de tantos años he dominado al fin mi ansiedad.
Dominado que no vencido.
He aprendido a convivir con ella.
Intento no provocarla en exceso
y ella intenta no entorpecerme demasiado.
Ahí estoy, sí.
Como siempre,
dando vueltas alrededor de mi alma,
discutiendo con mis sensaciones.
Intentando que la realidad no me destruya.
Intentando no excederme de autocompasión.
Intentando justificar comportamientos injustificables.
Jugando a ser mi propio sicoanalista
sin llegar a conclusión alguna,
sumando más y más incógnitas.
Y…
ahí estoy,
tan simple, tan limitado.
Tan complicado, tan desconocido.
Desde lo más profundo de mi ser
alguien reclama su oportunidad,
alguien que lucha por liberarme.
Que sabe lo que hay más allá de lo visible.
Sé que ahí esta
sé que jamás podre conocerlo
porque estoy a siglos luz de ese alguien que en mi habita.
Y…
ahí estoy,
dudando de todo,
descontento y amargado.
Analizando mi realidad desde la altura de mi pasotismo…
Y,
sin embargo
desde ese “pasotismo”,
me veo ahí también
con el resto de mi especie
haciendo las mismas cosas,
anhelando las mismas metas,
siendo tan mediocre
como lo son aquellos que tanto asco me dan.
Es posible que me falten hervores y tornillos.
Soy consciente de que Peter Pan me ha dado por el culo
y se ha obsesionado conmigo
no dejándome marchar.
Y…
ahí estoy
escribiendo lo que no quiero escribir,
Escribiendo lo que mi limitación me permite.
frustrado de una realidad que no siento como mía.
Escribo y me leo
y se evidencia un asqueroso conformismo.
Cruel, inmaduro.
Pero…
¿Qué cojones significa madurar?
¿Significa acaso aceptarse?
¿Ser coherente con las propias limitaciones?
¿Qué coño significa madurar?
Y…
ahí estoy
escribiendo auténticas gilipolleces
incapaz de escribir de verdad.
Leo hasta aquí
y pienso,
¡Joder!
¿Por qué he escrito toda esta mierda que ni si quiera tengo muy claro que sea cierta?
Me he cansado de buscar excusas,
no he sido capaz de potenciar la necesidad de escribir,
De intentar tomármelo en serio.
Solo ha sido,
sigue siendo
un puñetero desahogo.
Un muro donde machacarme.
Una rabieta,
un berrinche,
una paja mental.
Un fracaso.
Una derrota.
Y sí…
Ahí estoy,
meneándomela frente al espejo
que me devuelve mi reflejo más feo.
La rutina mata la ilusión.
¡Joder, ya me vale!
¡La rutina mata la ilusión!
¡Ahí queda eso!
¡Oh que frase!
¡Horterada enorme!
Búsquese una foto triste en blanco y negro
Y escríbase la frasecita encima:
¡LA RUTINA MATA LA ILUSIÓN!
y al puto Facebook.
¡Hortera, hortera, hortera!
Y…
ahí estoy.
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