Me utiliza, pero me gusta... (Parte 2)
Por Charles III
Enviado el 09/06/2020, clasificado en Adultos / eróticos
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A causa de lo ocurrido unas horas antes, no podía sacar de mi mente a Paola. Como había avanzado bastante en mi trabajo, decidí irme temprano al hostal. En ese momento sonó el teléfono, contesté y una sensual voz de mujer, era ella, dijo: "como no has dicho no, sigues siendo mío. Ve a tu habitación, dúchate, no pongas seguro a tu puerta, espérame".
Cortó la llamada, no me dio oportunidad de preguntar nada, no sabía dónde vivía, ni su número de cel y muchas otras dudas que tenía. Ni sabía a qué hora debía esperar. Tomé mis cosas, y me marché. Al llegar al hostal, cené, luego subí a mi habitación, y fui directo a la ducha.
El agua sobre mi cuerpo desnudo, el fresco recuerdo de la follada que Paola me había dado, porque sí, era lo que había pasado: "me había cogido, y no me molestaba porque lo había disfrutado" y la expectativa de lo que podría suceder, me excitaba mucho.
Rápidamente tenía una erección como pocas veces la había tenido. Empecé a masturbarme, evocando como lo había hecho Paola en la mañana, pero al recordar que no quiso hacerme el oral, mi mente se disipó y cuestionó: ¿por qué?... ¿será que no le gusta?... ¿alguna mala experiencia?... ¿no le atrajo mi pene?
Esos pensamientos y dudas, bajaron mi erección, y decidí mejor terminar la ducha con agua fría. El clima era fresco por lo que me vestí solo con un short sport. Encendí la TV. Quité el seguro de la puerta, y me tendí sobre la cama.
No sé cuánto tiempo transcurrió, y desperté al sentir que acariciaban mi pene. Era Paola, había ya bajado mi short, y se entretenía subiendo y bajando mi prepucio con sus dedos, daba pequeños besos y tocaba con su lengua el glande según iba apareciendo y creciendo poco a poco. Súbitamente se arrodilló al lado de la cama, y mirándome fijo a los ojos, introdujo en su boca todo mi pene, completo.
Sentí cuando la punta del glande, dentro de la boca de ella, llegó al final, para luego recorrer mi falo a lo largo, al irlo sacando despacio, lentamente, presionándolo con sus labios, hasta dejar solo el glande dentro. Con su lengua lo rodeaba, lo masajeaba, al tiempo que con sus labios rozaba el borde, y al repetirlo una y otra vez grandes oleadas de placer me embargaban.
Aquellos masajes orales, más la euforia que me generaba el mirarla con mi pene dentro de su boca, y que ella no apartara su mirada de la mía, producía sensaciones que pronto se traducían en intentos de eyaculación, los que Paola mitigaba bajando el ritmo, y por lo menos en 3 ocasiones impidió la líquida y blanca explosión. Los minutos pasaban y el placer era inmensurable.
Chupaba y jugaba con mi glande, parecía disfrutarlo tanto como yo, de repente sin quitar de su boca mi pene, se detuvo. Con sus manos sobaba la parte del pene que permanecía afuera, y masajeaba los testículos, provocándome rápidamente una caudalosa y gran eyaculación que contuvo toda con su boca.
Varios fueron los segundos de un intenso placer, nunca antes me habían dado tanta satisfacción con un oral. Paola mirándome fijamente, asegurándose que la observaba, procedió a tragarse despacio el contenido de su boca, mismo que poco antes había extraído de mí. Limpió con su lengua mi glande y luego pasándola sobre sus labios recogió lo que habría podido quedar ahí.
Mientras se ponía de pie, dijo: "me encanta el sexo oral, hacerlo y que me lo hagan, me encanta el sabor del semen, pero como dije en la mañana, es cuándo yo quiera, donde yo quiera y cómo yo quiera. Si no te gusta así, solo tienes que decir NO. Mientras estés aquí, eres mío".
Se dirigió a la puerta, dijo: "no pongas seguro", cerró y se marchó. Qué sucederá en el tiempo que me queda, aún no lo decido, ya veré... y luego les contaré...
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