Te tengo en el frontispicio de mi vida:
soy en ese trozo
que me queda para salvarme.
Has hecho lo mejor de lo mejor.
He esperado lo suficiente
para que todo tenga eco.
Finalmente has llegado.
Nos apremiamos ahora
para ser y estar en la existencia
más perfecta.
Nos integramos en el presente
que se hará futuro
con un paso pausado.
Nos gustamos mucho, sí.
Hemos decidido progresar
con premisas singulares
que nos arreglan lo esencial.
Regresamos
con una voluntad que adquiere
un sentido ideal.
Nos hemos hecho lindos
a base de tanto amar.
Nos hemos generado
genialidad y cumplidos.
Nos encantamos.
Los derechos
admiten preferencias
e ilusiones que poseen
los secretos
de los siete mares.
Nos pensamos más y más.
Nos hacemos seguir
por un simbólico cuento.
Secuenciamos
las dichas de antaño
para ser en el espectáculo
más hermoso.
Nos hacemos vivir.
Todo es precioso.
Nuestra óptica es adecuada.
Hemos preguntado
y respondido al unísono.
Nos consolidamos
con jovialidad y querencias
que nos distraen
y nos cambian para avanzar.
Encajamos
en la ida, en la vuelta,
en todo instante y sitio.
Los hechos nos corroboran
con magníficas percepciones.
Nos damos las gracias.
¡Son tan eternas!
Juan Tomás Frutos.
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