La otra noche me acordé de ti. Iba en el asiento trasero del UBER mientras escuchaba música. Era extraño estar sola de regreso a casa, ver el lugar vacío a mi lado sólo empeoraba mi nostalgia. Cómo no iba a ser raro, si me acostumbré a verte cada que dirigía mi vista a otro lado. Ya no veo tus ojos, ni cuando susurras un “te amo”; sólo me veo en el reflejo.
No hay una mano que tomar, no hay nadie para reposar mi cabeza ni alguien que acaricie mi cabello. No estás tú, pero ya no duele.
Mientras veo mi reflejo en la ventana, veo una mujer diferente a aquella que era devota a tu ser. Ahora me veo libre. Veo a una persona que comprende que nada es eterno, y que así como nosotros terminamos, mi dolor cederá al tiempo.
Y parece que el tiempo por fin está de mi lado.
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