EL CONFESIONARIO
-Ave María purísima
-Sin pecado concebida
-Padre, quisiera confesarme
-Y, ¿de qué quieres confesarte, hijo?
-De mis pecados
-Dime cuales son
, He desobedecido a mis padres, me ha peleado con mis hermanos, me he burlado de mis compañeros y maestros, he insultado al portero y he dicho mentiras.
-¿Eso es todo?
Bueno, hay otra cosa que no sé si es pecado
¿Qué cosa es ésa?
-Pues que también he visto a la Trini desnudarse
¿Quién es la Trini?
-La criada de casa
Y, ¿cómo has podido verla?
-Mirando por el ojo de la cerradura
-¿Qué edad tiene la Trini?
-Como veinte años, o así
-Y, ¿Qué tal está?
--Como un tren , Padre
-¿Cuántas veces la has visto?
-Casi todos los días, desde hace un año más o menos
-Pues ya te la sabrás de memoria
-¡Qué va!, siempre se aprende algo nuevo
-Pues permíteme decirte que eres un voyaeur
-Y, ¿eso qué es?
-Un mirón de la peor especie y debes saber que cada vez que la miras cometes un pecado mortal, así que hecha la cuenta y verás de qué color tienes el alma
-¿ Hasta cuantos pecados mortales puede Vd. Perdonar?, Padre
-La verdad es que bastantes, siempre que el pecador esté sinceramente arrepentido
¿-Eso quiere decir qué no puedo seguir mirándola?
-Exactamente
-Pues en ese caso, deje que me lo piense mejor, ya que yo pensaba qué con contárselo a Vd. me perdonaría los pecados acumulados y si me moría de repente, iría derechito al cielo
-Para eso tiene que haber dolor de contricción y propósito de la enmienda, o es ¿qué acaso no aprendiste el catecismo en la escuela, antes de la primera comunión?
-De eso hace tanto tiempo que ni me acuerdo, aunque no acabo de comprender por qué dice Vd. que son pecados mortales si no perjudico a nadie mirando a la Trini desnudarse, ni siquiera a ella que ni se entera
-Eso es lo que tú te crees, pues ofendes a nuestro creador, a los ángeles y a todos los santos de la iglesia, que se acongojan de tu conducta lasciva
-Si Vd. lo dice ,Padre, llevará razón, que para eso estudió los latines
-Así es , hijo mío y para saber el grado de tus pecados mortales debes decirme si también te tocas
-Naturalmente que me toco, qué se cree ¿qué soy manco?
Y, ¿Cuántas veces te tocas?
-No las he contado, pero muchas
-Di un número aproximado
-Eso no lo puedo calcular a ojo
-¿Más de tres o cuatro veces al día?
-Por supuesto, muchas más
-Y, ¿no te flaquean las piernas y se te nubla la vista?
-¿Por qué habría de pasarme eso?
-Hombre digo yo que a consecuencia de los numerosos tocamientos
-No sabía yo que eso debilitase como dice Vd. Padre
-¿Cómo que no sabes?, ¿acaso te crees que la gente va por ahí haciendo lo mismo que tu?
-Estoy convencido de ello, Padre
-Tú lo que eres es un pervertido
-Oiga que yo he venido aquí en son de paz y no para que se me insulte
-Perdona, hijo, pero nunca había oído algo semejante
-Eso sí que me deja perplejo, porque para mí que todos los humanos nos comportamos de la misma manera en los tocamientos
-¿No irás a decirme que las demás personas lo hacen con la misma frecuencia que lo haces tú?
-Y dale con eso, es que ¿ acaso me va a negar que Vd. no se toca también?
-No te lo niego, pero solo en contadas ocasiones
-Me está mintiendo, Padre, eso no es posible
-Lo que no es posible es lo tuyo; debes estar físicamente reblandecido por dentro
-Pues yo me encuentro la mar de bien
-Eso no es muy probable con la cantidad de pajas que te haces, hijo
-¿De qué pajas me habla ,Padre?
-De las que me acabas de decir que te haces constantemente
-En ningún momento le he dicho que me haga pajas constantemente
-Además de mirón y pajillero, resulta que eres un mentiroso de tomo y lomo
-Lo de mirón se lo admito, pero lo de pajillero lo será Vd., que yo no me hago más de dos o tres cada semana, no tropecientas como insinúa
-Y, ¿cómo es que me dices que te tocas continuamente, sin parar?
-¡Acabáramos!, eso no tiene nada que ver con las pajas; yo me refería a que nos tocamos el cuerpo con las manos infinidad de veces al cabo del día, vamos, que no permanecemos de brazos en cruz
Ya me extrañaba a mi tanta potencia masturbatoria en un chico más bien enclenque
-Bueno, a fin de cuentas, ¿me va a dar la absolución, o no?
-Pero con una condición
-¿Cuál?
-Que me dejes ver a la Trini por el ojo de la cerradura, de vez en cuando
Tío Eulogio/ febrero 2014
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