Eran las 10:35 de la noche, martes, tenía examen el día siguiente, seguía estudiando, me seguía preguntando si podía o no cancelar la velocidad o la presión del fluido, luego de descifrar ese acertijo y muchos más hasta el punto de llegar a sentirme preparado, decidí ir a dormir, no sin antes hablar con mi novia, por lo menos para avisarle que ya había terminado y que me sentía muy cansado.
Así debía ser, pero empezó a contarme sobre un problema que tuvo. Yo quería mostrar interés, pero no podía mantenerme despierto, mi cuerpo exigía descanso. Me quedé dormido, no pude volver a despertar a pesar de que ella envió muchos mensajes pidiendo que lo hiciera.
El día del examen desperté tarde, tan tarde que ni siquiera pude revisar mi teléfono ni enviarle un mensaje de buenos días, solo lo tomé, lo puse en mi mochila y salí tan rápido como pude. Cuando finalmente tuve tiempo de revisar, vi varios mensajes en que la tónica era que debía despertar porque ella quería decirme algo importante.
Llegué a mi casa como a las 4:30 de la tarde, estaba un poco molesta porque me quedé dormido, pero no le impidió entregarme su mensaje, el día siguiente se quedaría sola en casa y quería saber si yo podía ir, sin dudarlo dije que sí.
Desperté, tomé mis cosas y salí con una sola cosa en mente, sexo, quería hacerla gemir, quería hacerla gritar, quería hacer que perdiera el control. Fui a tomar el bus como de costumbre y hasta parecía que el tiempo avanzaba más lento, todo el viaje no pude dejar de pensar en las cosas que le haría, tenía que usar mi mochila para tapar mis constantes erecciones.
Finalmente llegué, me abrió la puerta, me saludó muy cálidamente, me preguntó sobre el viaje y sobre si tenía hambre, y vaya que la tenía, pero primero quería ir al baño. Me dijo que podía usar el baño de su cuarto.
Al salir la encontré semi desnuda en su cama, en ese momento supe que no iba a poder contenerme, me lancé sobre ella con mucho ímpetu, como si era la primera vez, besé sus labios detenidamente mientras mis manos bajaban hacia su trasero, lo apreté para demostrarle lo necesitado que estaba, empecé a bajar por su cuello y le pedí que nada más se dejara llevar, tomé uno de sus pechos y lo puse en mi boca. Estaba caliente y su pezón estaba duro, le pasé mis labios y mi lengua repetidamente, lo mismo con el otro mientras ella gemía cada vez más fuerte. Me pidió que me detuviera porque se le había caído algo, se puso en una posición en la que su trasero quedó frente a mi cara, sin preguntárselo le quité su short y su ropa interior y procedí a besar su trasero para luego empezar a lamer su vagina. Podía sentir lo caliente y mojada que estaba, luego de esto empecé a meter mis dedos en ella mientras veía como se retorcía de placer y sus gemidos incrementaban hasta que escuché cómo se venía.
Rápidamente se lanzó sobre mí y sacó mi pene de mi pantalón, se lo metió a la boca con mucha desesperación, lo lamió y jugó mucho con él, luego me dijo que quería frotarlo contra su trasero así que se sentó y se movió repetidamente hacia los lados, saltó y se frotó cuanto pudo para luego llevarlo a su boca de nuevo. Yo estaba en el cielo.
Se cansó de estar arrodillada y se acostó boca arriba, yo me puse encima de ella con mis rodillas a la altura de sus pechos y puse agresivamente mi pene en su boca, ambos estábamos fuera de control, lo metía y sacaba de su boca muy rápido hasta que me hizo venir. Terminé en su cara y parte de sus pechos, y ambos teníamos la misma sonrisa de perversión porque sabíamos cuánto habíamos disfrutado.
Comentarios
COMENTAR
¿Te ha gustado?. Compártelo en las redes sociales