MI TESORO parte 2

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Aquella noche fue una pesadilla, pues a los continuos quejidos de Lucas se sumaban los de Sonia, por lo que Manuel se pasó todo el tiempo de la ceca a la meca, intentando paliar ese estado de cosas. Ni que decir tiene que cuando dieron las 6.30, hora a la que habitualmente se levantaba, estaba totalmente desfallecido, por lo que no fue capaz de arreglarse para acudir al trabajo, aprovechando unos instantes de sosiego para tumbarse boca arriba sobre la cama.

Cuando parecía que por fin iba a poder descabezar un sueñecito, retornó la algarabía a tomar mando en plaza, por lo que aun exhausto tuvo que volver a asistir a los otros 2 miembros del clan.

A eso de las 10 se duchó con agua fría, para ver si reaccionaba un poco y preparó la papilla de Lucas, que por enésima vez rechazó cerrando la boca a todo intento de alimentarlo. Manuel se frió unos huevos con tocino y se sentó a la mesa de la cocina a desayunar. A todo esto, Lucía seguía también sin probar bocado, por lo que ofrecía un aspecto desolador.

Al mediodía, el estado de Lucas era cada vez más preocupante y Manuel lo envolvió en una manta y se lo llevó de nuevo al hospital, donde recogió el resultado de las pruebas efectuadas el día anterior y pidió que el doctor lo examinase, con carácter de urgencia. Le dijeron que no se podía saltar el turno, así que tuvo que hacer cola.

Tras una hora de espera y con Lucas languideciendo en sus brazos, entró finalmente a la consulta, donde le dijo al doctor que no habían podido esperar 48 horas, pues Lucas estaba cada vez peor. El doctor se puso las gafas y pasó la vista por los análisis y la prueba radiológica. Sin dudarlo, le dijo a Manuel que Lucas tenía que quedar ingresado en el hospital, para un tratamiento intensivo.

Así se hizo y Manuel llamó a Sonia para decírselo. Ella rompió a llorar nuevamente y le dijo que se iba para el hospital inmediatamente, a reunirse con él. Cuando llegó, media hora más tarde, ya se lo habían llevado hacía rato y se quedó, junto a Manuel, esperando noticias.  Casi eran las 2 de la tarde, cuando salió una enfermera para decirles que Lucas estaba grave y que si querían podían pasar a verlo.

Se encontraba en una habitación pequeña, conectado a varios cables y con la respiración muy débil, apenas audible.  Sonia, que se encontraba postrada, le pasó una mano por la cara en señal de cariño, mientras continuaba llorando sin parar, mientras Manuel trataba de consolarla con palabras de afecto.  A las 4 pasó el doctor, examinó a Lucas y miró los gráficos con atención. Luego se dirigió a ellos, diciéndoles que la situación era de extrema gravedad y que debían prepararse para lo peor. Estas palabras produjeron que Sonia dejara de llorar y pasase a un estado de pasmo y estupor.

A las 7, Lucas agonizaba con los ojos cerrados y ligeros calambres en su cuerpecito. Sonia no se había recuperado aun,  cuando expiró a las 7.40 de la tarde. Como a ella le fallaban las piernas, Manuel tuvo que sujetarla para que no se desplomase y con ayuda de una enfermera, consiguieron sentarla.  Manuel pidió que le suministrasen un tranquilizante para ver si, de esa forma, volvía en sí y podían volver a casa. Al rato de haberlo tomado, Sonia reaccionó y pudo ponerse en pié sin ayuda.

Manuel dispuso que el entierro se efectuase al día siguiente en un nicho que tenían comprado junto al de Rita, para que estuviesen juntos para siempre. Aquella noche cayeron desfallecidos en la cama y durmieron 10 horas seguidas. Manuel se despertó hambriento, pero Sonia seguía inapetente todavía, por lo que solo se bebió un café caliente.

A las 11 pasaron a buscar el cuerpo de Lucas y lo depositaron en un  pequeño ataúd blanco. Acto seguido se dirigieron al cementerio, bajo un sol radiante del mes de julio. Una vez allí, el sepulturero abrió el nicho destinado a Lucas y sin esfuerzo aparente introdujo el féretro. Tras lo cual un albañil le puso cemento a la tapa y le colocó la placa que contenía su epitafio, el cual lo había redactado Sonia.

El epitafio decía:

A MI AMADO LUCAS

MI TESORO

MI CANICHE

 

                                                                                         Tío Eulogio

                                                                                          Mayo 2013

 

 

 


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