Diseñemos las experiencias
con un toque maestro,
con la fortuna de quien anda
en pos de una misión imposible
cargada de amor.
No hay mejor meta.
Diseñemos desde la experiencia
esa óptica que nos invita a ver
más allá sin cálculos.
Nos hemos de distinguir.
Destaquemos las bellezas
de antaño, las enseñanzas,
las aprendidas, las que nos regalan
la fortuna de la justicia,
del equilibrio firme y serio.
No rompamos la magia
de cada segundo,
ésa que hemos de despejar
en los ojos de los que nos rodean.
La vida es lo que es
si abrimos la mirada
a cuanto sucede
y lo interpretamos con oportunidad.
Agarremos la experiencia
como caso fuerte,
como preferente cima
que nos inducirá a cambiar
en estos tiempos convulsos.
Aunque merecemos mucho
no seamos ambiciosos:
tampoco nos volvamos atrás.
Hemos de rascar en las opciones
que nos rodean
sincerándonos, abrigando ilusiones.
No pensemos en parar.
El objetivo es intentarlo siempre.
Seguro que irá mejor de lo aguardado.
Incluso... lo conseguiremos.
Juan TOMÁS FRUTOS.
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