De la triste realidad del ser y su contexto histórico
Por Alexander
Enviado el 02/07/2020, clasificado en Reflexiones
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No puede uno evitar, y tú también lector, sentir cierta empatía cuando lee sobre la historia. Sobre esos hechos ocurridos en nuestro mundo. Preguntarse cómo sería todo aquello. preguntarse sobre el sentido que ha tenido nuestro progreso. ¿Cuánto hemos cambiado? Para bien o para mal lo hemos hecho. Católicos, protestantes, musulmanes, etc. Gays, heterosexuales, homosexuales, bisexuales, etc. Mentirosos, leales, bondadosos, malvados, etc.
Todo se concentra en este pequeño lugar en el cosmos, en este planeta normal, rodeado de una estrella común, pero donde se ha dado la maravilla o desgracia de la vida. Depresiones y alegrías, blancos y negros. Y todas las matices intermedias que nos plantean más preguntas aún, que nos dejan sin respuestas. Que si la inmortalidad del alma, que si la existencia de Dios. Ateos y creyentes, y su intermedio agnóstico. Palabras y gritos. Alma y nada.
Nos queda la eternidad para no ser pero un momento para ser. Y con cuanta valentía algunos se arrojan a la nada con tal de ver cambiar su ahora. En pos de un futuro mejor. Y con cuanto indiferencia algunos arrojan su vida, solución eterna ante problemas pequeños que quizás otros soportarían sin ser siquiera turbados.
La realidad de la muerte, esa certeza que todos tenemos sobre ella, es lo que nos hace cambiar. El mal el bien, y todas sus acciones intermedias. El león, la gacela. El cristiano, el satanista. Rodeados por un montón de basura espacial que quizás se convierta en nuestra prisión. Y prisiones, esos sitios destinados a cansar al individuo para que no vuelva a cometer sus fechorías.
Como terminan todas las cosas siendo un juego de niños. Netflix, las redes sociales, la música, etc. El status quo.
Motivos de alegría tenemos. Pero quizás más de tristeza. Solo basta pensar en lo afortunados que somos respecto a los siglos pasados, pero también en lo afortunados que serán los de más adelantes respecto a nosotros, o no? De esas nuevas invenciones que nos eprderemos, de esas nuevas experiencias. No es acaso muy corta una vida para verlo todo? Lo que no queremos es morirnos, y por eso nuestra siempre búsqueda del elixir de la eterna juventud. Y acaso habrá quien diga que está cansado de la vida y que no tiene sabor. Prefiere un videojuego. Pero esa búsqueda de nuevas experiencias virtuales es la búsqueda de otra vida, por su incapacidad de aceptar la propia.
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