Viernes de Gloryhole

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Buenas a todos. Se que he dejado de escribir hace un buen tiempo, pero la otra vez me acordé de una experiencia fantástica que quería contarles.

Esto ocurrió en una ocasión en que estaba en la universidad un día viernes por la noche. Con unos amigos nos habíamos juntado después de clases para tomarnos un par de cervezas y relajarnos un ratillo. Como había comentado anteriormente en otro relato, los días viernes por la noche en la universidad los campos se llenan de jóvenes divirtiéndose de cualquier manera posible. Ya saben. Sexo, drogas y alcohol.

Yo que había tomado bastante, me salí del grupo para ir al baño más cercano a vaciar mi vejiga. Cuando llegué vi que había mucha gente afuera, así que intenté pasar a través de la multitud como sea, ya que no podía aguantar mucho. Logré entrar al baño de hombres y estaba repleto, me dirigí a los orinales y comencé a mear en uno de estos sintiendo la satisfacción de poder vaciar mi vejiga. En eso veo como de la entrada del baño entran y salen mujeres así como si nada. Yo había escuchado que los viernes, los baños se convierten en unisex, pero nunca pensé que al grado de que entraran así sin tapujos.

Mientras continuaba mi meada con otros chicos en los orinales, aparece una fila de chicas que pasa por allí cerca. Supuse que era para observarnos el miembro y no estaba equivocado. Giré mi cabeza y vi como una chica tenía sus ojos puestos en mi verga, luego me miró a la cara y se mordió el labio. Yo atónito, sin saber que hacer, sólo le seguí el paso con la mirada cuando la vi alejarse en dirección a los compartimientos. Luego de terminar de orinar, me lavé las manos y me dirigí a donde ella se había ido. Había un compartimiento cerrado y en la puerta tenía dibujado con lápiz labial una flecha que apuntaba al de la derecha.

-Esta debe ser una señal para mí -pensé y entré al baño que me indicaba.

Cerré la puerta y examiné el compartimiento. No había nada fuera de lo normal a primera vista, hasta que observé que había un agujero a la altura de la cintura en la pared que dividía el baño donde estaba yo y el que estaba cerrado.

-¿Será esto como los famosos agujeros esos donde uno introduce su pene y alguien al otro lado te lo mama? -me preguntaba con incredulidad.

A estas alturas el morbo había hecho que se me pusiera bien dura como una roca. Al otro lado debía estar la chica que me coqueteaba con la mirada. Ella estaba decidida a practicarme sexo oral y me condujo hasta aquí para ello. Así que para no defraudarle, desabroché mis pantalones y saqué mi pene que apuntaba hacia el cielo y lo metí en el agujero que había en la pared. A los pocos segundos, siento cómo algo cubre la cabeza de mi pene. Se sentía bien húmedo y caliente. Debía ser la boca de esta chica que de a poco engullía mi duro aparato llenándolo de saliva y pasando su lengua alrededor de la cabeza.

Lo estaba chupando muy rico. Cada vez que ella succionaba, se volvía una sensación irresistible. Podía recordar su cara cuando la vi hace un momento. Cabello negro, labios gruesos, de piel morena y ojos pardos. Me imaginaba su cara del otro lado chupando con los ojos cerrados mientras una mano suya se mete bajo su ropa interior y juguetea con su vagina húmeda. Desearía poder dejar mi pene aquí por siempre. En eso, ella suelta mi polla de su boca y la agarra con su mano.

-Con esta mano te haré una paja para morirse -me dijo al otro lado de la pared- Mientras yo me sigo masturbando con la otra.

Ella comienza a subir y bajar su mano por el tronco de mi dura herramienta mientras yo prosigo a jadear y babear como un loco al sentir esta rica sensación. Me imagino su conchita mojada que ensucia su ropa interior mientras ella se mete un par de dedos. Ella mientras sigue con la paja, comienza a lamer mis bolas y yo puedo sentir su respiración en mi verga palpitante.

-Tu pene es muy grueso y rico -me dice ella- Tiene un olor muy excitante.

Yo al escuchar estas palabras, siento un cosquilleo en todo mi cuerpo y mi pene se suelta de su mano. Está muy rígido y a punto de explotar.

-Aún no, cariño -me dice- Quiero que dispares tu leche en mi boca. Trataré de no derramar nada.

Yo muevo mis caderas hacia atrás y ella apega su boca bien abierta al agujero de la pared. Puedo ver su lengua afuera haciendo espacio para que le meta mi verga hasta el fondo de su garganta. En seguida, muevo mis caderas hacia adelante y la introduzco toda en su boca. Está calienta y muy húmeda, yo acelero cada vez más. Soy un animal salvaje follando la boca de esta chica cuyo nombre desconozco. Es una extraña, pero me la está mamando como si fuera una diosa del sexo oral. Chupa muy fuerte y su lengua envuelve cada centímetro. Ese sonido que hace su boca cuando lo traga es tan obsceno y rico de escuchar a la vez. Me excita muchísimo.

-Aaaaaah -grité de placer y siento el mismo cosquilleo de hace un rato. Sólo que esta vez me quedo sin energías y mi polla expulsa todo su semen dentro de la boca de la chica. Yo quedo pegado a la pared, jadeando y con la polla goteando las últimas gotitas.

-Mmmm, estuvo muy rica tu leche – me dijo mientras escuchaba cómo se pasaba la lengua por sus labios.

Yo cansado sólo me limité a decirle lo buena que era para chupar pollas y que lo disfruté mucho. Cómo no escuchaba más su voz, miré por el agujero pero no encontré nadie al otro lado. Salí del cubículo y vi que el del lado estaba con la puerta abierta. Se había marchado y no pude conocer su nombre. Miré el piso y vi como se había formado un charco.

-Así que ella también logró acabar- pensé- ¡Que rico!


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