El hermano de mi amiga

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Eran alrededor de las 3 am y estábamos terminando de ver una película en Netflix, pero para ese momento mi amiga estaba profundamente dormida. Es más, creo que no vio el final. Yo me sostuve gracias a mi insomnio y realmente no sabía qué hacer para dormir. Recordé la imagen de Luis que tenía en mi cabeza, sin embargo, ya no me provocó nada. No me quedo más que recurrir a mi celular y buscar videos porno. Me fui al baño, lugar que presenciara mis deseos nocturnos.

Me coloque cerca de la puerta del baño con mi celular en mano buscando algún vídeo que me ayudara a realizar mi momento lo más pronto posible. Me recargue en la pared mientras abría un vídeo de unas chicas que estaban teniendo sexo oral entre ellas. Sinceramente me llamó mucho más la atención ver videos entre chicas que los de las parejas de hombre mujer, donde varón arremete con todo donde la mujer, y no es por sexista ni nada, simplemente me excitó mucho más lo videos entre chicas. Y ahí estaba yo, parada afuera del baño viendo videos porno en casa ajena y a las 3 am. Nunca me di cuenta que tenía una sorpresa atrás de mí. Silenciosamente el hermano de Judith había llegado y estaba parado viendo lo que hacía. Discretamente se me acercó y vio lo que tenía en mi celular. Sobra mencionar que yo estaba tan concentrada en mi éxtasis que no me puse a pensar que alguien me pudiese ver y que, principalmente, estaba en casa ajena.

Bien, en ese momento Carlos me tocó suavemente el hombro y de inmediato giré mi cuerpo espantada, para ver quién estaba atrás de mí. Tal fue mi reacción que solo me quedé fría y sin emitir ningún sonido frente a él. Solo lo miraba. ¡Vaya tipo! Era una preciosidad de hombre, quizá de unos 25 años. Alto y muy bien parecido. De tez morena y labios rojos, con unos ojos color miel. Llevaba esos cortes modernos de los chicos de ahora y bien peinado. Bajo la ropa de trabajo que llevaba puesta se le marcaba una silueta deliciosa de hombros grandes y cintura pequeña, con unas piernas y glúteos exquisitos. Era una sabrosura ese hombre que estaba parado frente a mí, ese que me acababa de ver viendo videos pornográficos de lesbianas frente a la puerta de su baño.

El chico me vio y sonrió. Me dijo: - ¿Eres amiga de Judith?. Solo asentí con la cabeza.

-¿Te gustó lo que veías?

-No me mientas, tus pezones me indican que si te gustó.

¡Por favor! Tenía los pezones muy marcados con esa blusa, que desgracia. Rápidamente me lo tapé, me abracé para cubrir mi pecado y me puse de mil colores.

El solo sonreía y me miraba de pies a cabeza.

-¿Quieres hacerlo?

-¿Ah?, Fue lo único que mi garganta me permitió vomitar.

-¿Que si quieres hacerlo?

Es decir, no soy estúpida, claro que entendí, pero mi cuerpo no me reaccionaba, estaba en shock, me pillaron viendo videos lésbicos. Qué situación. 

-¿Eres lesbiana?

Solo lo miré. El empezó a acercarse a mi despacio y cuando me vine a dar cuenta estaba entre la pared y el. Con mi celular entre las manos tapándome los pechos, apretándolo más fuerte. Él acercaba su rostro hacia el mío y mi corazón latía más rápido, creo que se me hubiese salido de no ser que tenía las manos contra mi pecho. Simplemente me besó. Fue simple, sin más, solo juntó sus labios y los míos y me dijo: -entra al baño.

-¡¿Que?! ¿Para qué?, Respondí.

Me tomo de la cintura y abrió la puerta del baño y nos metimos juntos. Solo me dijo que no me saliera, que se iba a bañar, acababa de salir de su trabajo y lo necesitaba. 

Me quedé sentada sobre la tapa del inodoro esperando a que el saliera, y digo, no es que me haya obligado, pero no me podía perder la oportunidad de ver a ese hombre desnudo frente a mí. No tardó mucho para que saliera, y ahí estaba, un hombre real desnudo frente a mí. Obviamente no pude evitar verle el miembro, no muy largo como en los videos porno, pero si ancho y se veía delicioso. Se me pararon los pezones y me puso caliente otra vez. 

Solo me dijo -ven conmigo.

Salimos del baño y nos fuimos a su habitación.

Se terminó de secar mientras estaba sentada en la orilla de la cama.

Vi la hora y eran las 3:30 am. 

No vamos a tardar, no te preocupes. Me dijo
Soy virgen. Le contesté.
Me miró y sonrió. - no lo puedo creer. Bueno, solo te haré una pregunta, - ¿Quieres placer y seguir siendo virgen?

Yo le dije que si.

Se me acercó con su pene erecto y bien gordo y me lo acercó a la boca. Simplemente abrí mi boca y empecé a succionar esa cosota. Lo hacía despacio pues era la primera vez que me metía uno. Le pasaba la lengua en la punta y sentía que su fluido salía, que delicioso. Abría la boca y me lo metía, con su mano me tomo del cabello y marcaba el ritmo. ¡Vaya que me excité! Sentía como se me erizaba la piel y me recorría un hormigueo por todos lados.

Para ser tu primera vez no está nada mal niña.
Yo no pude contestar por obvias razones.

Me detuvo y me paró. Me besó, riquísimo, me metió la lengua y me pasó por mi cuello. Con sus manos me subió la blusa y expuso mis pechos. Me los lamía como un niño lame su helado. Yo solo respiraba muy rápido y sentía que explotaba. Se sento en la cama y me quedé parada. Estaba frene a él y me empezó a bajar lentamente lo que faltaba de mi improvisado pijama. Solo me quedé con la blusa y mi ropa interior. Enseguida me empezó a bajar el calzón, despacio, tan despacio que al despegarse de mis labios vaginales se formaron hilos de mi líquido que fluía y fluía.

-Vaya, estás muy excitada. Que rica se ve llena de tus jugos.

Yo solo me deje llevar. Me los quito y me acostó. Me abrió las piernas y me empezó a lamer la vagina. Fue una sensación increíble, su boca caliente sobre mis labios. Podía sentir cuan mojada estaba y lo gustoso que el probaba mi sexo. Sentía que me venía y en ese momento aparente mis piernas, levanté mis caderas y l apunta de mi clítoris seguía siendo lamida por ese hombre que no sabía no como se llamaba. En ese momento sentí el mayor orgasmo que había tenido. Me pulsaba la vagina y el seguía lamiendo yo me retorcía y me agarraba de todo lo que estuviese cerca de mí. Se detuvo me besó desde el vientre hasta los pechos mientras aún tenía contracciones vaginales y yo respiraba como si hubiese corrido.

Se la empezó a jalar frente a mí y en un par de minutos se vino sobre mi cuerpo.

No me penetró. Que nochecita.

Me limpié los restos de el sobre mí y me dispuse a vestirme.


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