Denunciar relato
El misterio en tu foto de perfil
Por R. R. Insomne
Enviado el 15/07/2020, clasificado en Amor / Románticos
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Recuerdo la primera vez que vi tu rostro, no fue en persona, no fue en detalle, fue en un diminuto cuadro en la foto de perfil de una aplicación de mensajería ya extinta. En una época previa a las redes sociales, en la que no existían los espacios para las fotografías personales desde cada ángulo posible, todo lo que vi de ti eran un puñado de píxeles que daban nada más que una noción de tu identidad, sin embargo, eso fue suficiente.
Nada más que una fracción de tu rostro, una mirada dirigida al suelo que escapaba de los ojos del espectador, una iluminación deficiente en una intensión artística mal lograda, tu cabellera oscura que enmarcaba la imagen en un espacio aún más reducido. En esa escasez de información primaba la incertidumbre y me dejaba el trabajo de completar los huecos, pero no era lo que quería porque la incógnita era lo que me llamaba, me atraía hacia ti la obligación de descubrir lo que allí faltaba. A diferencia de lo que siempre hago cuando escribo esta vez no quería construir en base a lo poco que veía sino que necesitaba descubrir lo que tu fotografía ocultaba.
Por un tiempo muy prolongado, que parece ínfimo en retrospectiva, esa fue tu apariencia y fueron únicamente palabras lo que intercambiamos, con las cuales me diste los indicios al principio de los aspectos detrás de ese cuadro, pero luego me dejaste que de a poco te desnude con las mismas, inadvertido de como también me desnudé ante ti. Llegamos a conocernos en una profundidad inimaginable, compartimos un grado de intimidad que jamás podríamos haber predicho si el misterio detrás de tu rostro no hubiera estado allí y finalmente encontramos que estaba oculto en la intriga... Amor.
Ya lo se, no tienes que recordarme que somos unos incrédulos ante las conexiones del destino, que no buscamos jamás encajar una interpretación de eventos fortuitos asociada a una fuerza desconocida, eso ya lo se, pero por otro lado no puedo negar que en el momento que vi tu imagen hubo una sensación urgente de ponerme en contacto contigo, nunca supe porque y nunca preví los resultados de esa acción, sólo sabía que necesitaba hablar contigo.
Es el día de hoy que los incrédulos son los que escuchan nuestra historia, los que están seguros de que obviamos o adaptamos detalles, pero ya va bastante más de una década de esas primeras oraciones que cruzamos, de esos temas banales sin ninguna intención secundaria que sin advertencia previa se han convertido en una hermosa familia, en los ladrillos de nuestro hogar, en los paseos con nuestras mascotas, en los juegos con nuestros hijos y en una lista aún creciente de los más hermosos recuerdos que jamás podríamos haber anticipado.
Todo gracias al misterio en tu foto de perfil.
Nada más que una fracción de tu rostro, una mirada dirigida al suelo que escapaba de los ojos del espectador, una iluminación deficiente en una intensión artística mal lograda, tu cabellera oscura que enmarcaba la imagen en un espacio aún más reducido. En esa escasez de información primaba la incertidumbre y me dejaba el trabajo de completar los huecos, pero no era lo que quería porque la incógnita era lo que me llamaba, me atraía hacia ti la obligación de descubrir lo que allí faltaba. A diferencia de lo que siempre hago cuando escribo esta vez no quería construir en base a lo poco que veía sino que necesitaba descubrir lo que tu fotografía ocultaba.
Por un tiempo muy prolongado, que parece ínfimo en retrospectiva, esa fue tu apariencia y fueron únicamente palabras lo que intercambiamos, con las cuales me diste los indicios al principio de los aspectos detrás de ese cuadro, pero luego me dejaste que de a poco te desnude con las mismas, inadvertido de como también me desnudé ante ti. Llegamos a conocernos en una profundidad inimaginable, compartimos un grado de intimidad que jamás podríamos haber predicho si el misterio detrás de tu rostro no hubiera estado allí y finalmente encontramos que estaba oculto en la intriga... Amor.
Ya lo se, no tienes que recordarme que somos unos incrédulos ante las conexiones del destino, que no buscamos jamás encajar una interpretación de eventos fortuitos asociada a una fuerza desconocida, eso ya lo se, pero por otro lado no puedo negar que en el momento que vi tu imagen hubo una sensación urgente de ponerme en contacto contigo, nunca supe porque y nunca preví los resultados de esa acción, sólo sabía que necesitaba hablar contigo.
Es el día de hoy que los incrédulos son los que escuchan nuestra historia, los que están seguros de que obviamos o adaptamos detalles, pero ya va bastante más de una década de esas primeras oraciones que cruzamos, de esos temas banales sin ninguna intención secundaria que sin advertencia previa se han convertido en una hermosa familia, en los ladrillos de nuestro hogar, en los paseos con nuestras mascotas, en los juegos con nuestros hijos y en una lista aún creciente de los más hermosos recuerdos que jamás podríamos haber anticipado.
Todo gracias al misterio en tu foto de perfil.
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