Alfredo se encontraba desesperado por las perdidas económicas de los últimos meses que hacia peligrar el estatus social del que tanto se regodeaba.
Barajaba dos opciones en su mente, uno, vivir como la "mugre" termino que utilizaba para referirse a la gente pobre... o dos, el suicidio que salvaguardaría su reputación.
Alfredo se levanto al día siguiente con la idea ya fija en su cabeza, su traje a medida y los relucientes zapatos de charol que esperaban junto a su 38.
Tres horas después del ritual de aseo que iban desde la punta de sus pies hasta la mismísima coronilla, por fin Alfredo estaba preparado.
Se dirigió a la azotea del hotel y visualizo su plan: -Caminare despacio hacia el borde de la azotea, empuñare mi arma y saltare, durante la caída apretare el gatillo directamente hacia mi cabeza y me estampare en el asfalto, cuando me encuentren pensaran que alguien me disparo y acto seguido me arrojó por la azotea, nadie sospechara que me suicide.. al fin y al cavo soy el mas estable de mi circulo ¿por que habría de matarme? ni el presuntuoso de Javi llega a mi nivel, si, todo saldrá bien- pensó Alfredo para sus adentros.
A paso lento sus pies se acercaban al borde de la azotea, una ves allí recordó algo que había olvidado... su miedo a las alturas, la punta de los relucientes zapatos de charol asomaban al abismo y Alfredo se quedo petrificado sin mas movimiento que el temblor de sus rodillas, empezó a sentir unos retortijones en su estomago, cuando uno de sus pies respondió torpemente a sus ordenes decidió abortar la misión y retomarla después de cagar.Pero claro, Alfredo no permitiría que le vieran cagado ni aun estando muerto.
Cuando Alfredo intentaba darse la vuelta con su torpe pie, la suela de su reluciente zapato de charol se deslizo sobre el borde de la azotea y la gravedad hizo el resto.
Una vez en el aire, la torpe y temblorosa mano empuño el arma sin mas remedio que disparar, pero el temblor era tan fuerte que su disparo en vez de vorarle la cabeza, se incrusto en su preciosa mandíbula... pero la vida sigue y el vanidoso cuerpo de Alfredo y su ya sucio calzoncillo prosiguieron caída libre en dirección a la acera por la cual transitaba el presuntuoso Javi que amortiguo con su cuello 90 kilos de peso la caída de su amiguete Alfredo, Javi murió en el acto. Alfredo tan solo quedo tetrapléjico y sin poder articular ni su boca ni su ano.
l.a
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