Negra Simona
Su medida fue la maldad de los demás
Ciertas veces pensé que el mundo era de los malos, pues los buenos se ocultan durante mucho tiempo mientras los malos hacen el mal, incluso a los buenos que nunca buscaron problemas.
Doña Simona daba vueltas y su cadera iba mostrando por donde quiera que fuera pasando que poco a poco iba mandando. A la gente del pueblo interesando, flores de feria ya marchitando con las caderas que van danzando. ¡Ay de Simona! sino lo enseña, el movimiento de sus caderas, grandes sus pechos que sobresalen de apretadas blusas faltas de botones.
Simona Ghuxthagcha había estudiado para ser una prestigiosa modelo profesional, para desfilar en pasarelas de modelos de conocidas firmas. Había aprendido a calzarse y vestirse y peinarse. Se pintaba los labios de rojo carmín. Se compraba zapatos con lazos y catorce centímetros de alto de tacón. Las faldas eran entalladas, las franelas ajustadas. Eso la hacía deseable a los hombres, pero con eso también lograba que la dejasen en paz. Lo tenía muy estudiado. Cuando un hombre la molestaba demasiado, lo insultaba.
Simona, Simona negra ¡ay que desgracia color de piel que no cae en gracia!. …Ay que sufrida llevarlo a cuestas por las esquinas. …Ay que potencia con ese cuerpo que la sustenta.
Simona quiso ser buena, pero su medida fue la maldad de los demás. Sabía que tenía que defenderse pues no era santa ni mártir, y lo hizo.
Ese fue su único error, que hubiese deseado no haber cometido jamás. Pero lo cometió y falló, pidió perdón y Dios, creo que la escuchó.
Hay muchas Simonas de todas las razas, desde aquí mi respeto y oración. Mis palabras rítmicas y mis amuletos.
Negra Simona, Simona negra fuiste la burla de extranjeras, que iban diciendo "estamos más buenas". Negra Simona, Simona negra que sin embargo para quitar las penas y alegrar almas eras primera, y para los negros estabas más buena.
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