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Llegaste
con sorpresa incluida
a mi corazón,
que se entregó a ti.
No mediste los esfuerzos.
Sencillamente buscaste
y diste conmigo.
Nos pusimos nombre.
Los detalles nos fueron uniendo
hasta el punto de forjar
la mejor relación.
Eres un sueño perfecto.
No pido nada.
Todo llega cuando debe.
Nos vemos ahora en el empeño
de una felicidad
que no persigue cálculos,
sino ser en el presente.
Nos hemos subido
al carro alado de una decencia
que gesta la armonía
que surge de los benditos sentimientos
que nos regalan paz.
Hemos de volver siempre
a ese lado de la vida
que nos recuerda con pasión.
No hay certidumbre,
pero tampoco miedo.
¡Vamos a por todas!
Juan Tomás Frutos.
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