EL DOLOR DE MADRE AL NO PODER DESPEDIRME DE MIS HIJOS
Siempre me maravilló el Fatalismo la oscuridad del Sino, el Destino escrito por los Dioses en la telaraña de la nada. Ya los antiguos ni siquiera hablaron de ellos por el terror que les produciían.
Siempre los contemplé con curiosidad no excenta de desdén, hasta que me señalaron y me dijeron "Tú eres la elegida ven que vamos darte tus instrucciones". Y mis instrucciones fueron un pasaje de ida.
Hoy me toca irme, intempestivamente y sin aviso, sin siquiera poder despedirme de mi hijo de 29 años al que acompañé hace un año de una enfermedad que lo tuvo postrado por siete meses y de la cual está saliendo afortunadamente y hoy ya camina casi normalmente. Ni de mi hijo menor de doce años que me acompañó en el difícil trance de cuidar a su hermano enfermo. Mi partida fue inesperada, recibí la orden de irme, yo sola y con pasaje solo de ida sin retorno
Mi dolor como el de toda madre preocupada por sus hijos fue y es infinito y mi llanto inicial será eterno a través del tiempo y el espacio
Ya en camino hacia la tierra de los que no son, su recuerdo es lo único que calma mi desesperación de madre
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