<<VAINAS DE LA MODERNIDAD>>
Me obsequió uno de mis hijos
un teléfono moderno
y estoy que lo devuelvo
si muy pronto no consigo
que no cambie lo que escribo.
Les juro que me he empeñado
en aprender a manejarlo
pero si “él ve” una palabra
que a lo mejor no le agrada,
de una vez la va cambiando.
Me toca estar muy atento,
mirar, revisar y revisar
antes de dar enviar,
aun así, en brete me ha puesto;
pues algunos esperpentos
han salido publicados
y por eso me han regañado.
Lo último que pasó,
fue el hecho que me indicó
que era tiempo de entregarlo.
Interesado en textiles
contacté a una vendedora
de una empresa productora
que anuncia en Mercado Libre.
Le escribí para decirle:
Mi tienda está interesada
en sus telas floreadas,
si me las puede mostrar,
tal vez me anime a comprar.
¿Cree usted que pueda mirarlas?
Contestó: “Ni antes ni ahora
me he pintado yo las tetas”.
Intuí por la respuesta,
dada por la vendedora,
que la máquina traidora
de nuevo me había envainado,
que otra vez había cambiado
sin mi permiso, una letra.
No pretendía yo, ver sus tetas,
sino, sus géneros estampados.
Entenderán mi vergüenza
mi angustia y mi desespero,
ahora, chatear yo no puedo
y hasta mis dedos tropiezan
por no tener la certeza
de que el texto publicado
a nadie causará enfado,
o me tenga que disculpar
por alguna barbaridad
del adminículo mentado.
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