Denunciar relato
Te ofrezco una disculpa, mi ya roído corazón se prende con cualquier muestra de atención; ¿sólo estás siendo amable? Mi subjetivo no lo ve así ni lo comprende.
Es como cuando a un perrito callejero le das unas caricias mientras vas de camino a casa, el pequeño pensará que quieres llevártelo contigo y no entenderá porque de pronto aceleras el paso o porque le amenazas con piedras invisibles. El cachorro se quedará con la idea de que podría obtener más mimos, mi corazón pensará que podría tener más de lo que mis ojos veían.
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