Te escribo esta carta para decirte que esto, ha terminado. Que ahora serás tú quien sufra, quien esconderá su sonrisa o la fingirá delante de sus seres queridos. Ahora seré yo la que salga ahí fuera, y se coma el mundo. La que vaya al bar, y se tome unas cervezas con sus amigas. Esa clase de mujer que siempre quise ser, aquella que viste unos tacones y una buena falta sin pensar en qué opinará su marido al respecto. Ahora serás tú el que pague el precio del sufrimiento. Ojalá pudieras sufrir el equivalente a lo que yo sufrí, pero éso, sería desearte demasiado mal, y, después de tanto tiempo aguantando esta situación, no me cabe la menor duda de que ningún ser humano, ya sea hombre o mujer, merece este calvario. ¿Sabes? El único sentimiento que guardo hacia ti ahora mismo, es asco. Asco por saber que aún quedan hombres como tú en esta sociedad, hombres que necesitan maltratar, insultar, humillar o incluso llegar a matar a una mujer para lograr ser alguien, para intentar sentirse superiores. ¿Y sabes qué? Eso no volverá a pasar. No, ya no volverá a suceder.
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