Puede que un día
juegue a ser yo
y te diga que te amo
sin condiciones, sin paridades,
sin compensaciones, sin buscar
lo que merece la pena
y lo que no,
sin cálculos comprometidos
con el presente o el futuro.
Meditemos ahora
con soles y lunas,
con presencias y ausencias,
con reglas y fortunas,
con salidas de tonos.
Nos debemos regalar
cada vez que se pueda
una ocasión, un segundo,
una hora con sabor a años,
y continuar en paralelo por la senda
de la amistad preferida.
Puede que un día
lo advirtamos, lo saboreemos,
lo palpemos, lo digamos,
lo señalemos con y sin motivos.
Las intenciones
de otras etapas singulares
han de emerger
de los espacios rotos y sin destino.
Podemos mucho y bien
cuando sacamos fuerzas
de donde no las hay.
Nos hemos de pedir tiempo
para aprender y avanzar
por los lares
de una tierra cargada de cariño.
Ganaremos.
No estipulemos mesuras.
Todo es un poco mejor.
Nos sonreiremos
con el paso de los trechos,
y sacaremos adelante la voluntad
más simpática y genuina.
Me conciencio de nuevo.
Te transformas
cada jornada, cada noche,
a cada momento, con el corazón
en pura alquimia, en actitud
que disiente y construye
con refrendos perfectos.
Nos hemos caído bien.
Seguiremos sobrellevando
las sombras y las luces.
Seguro que daremos con el mar
y con millones de sensaciones.
Abramos los ojos.
Todo vendrá.
Juan Tomás Frutos.
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