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La lechosa luz de la luna
soñaba sueños prohibidos en mi.
Me agitaba sin dormirme ni despertar.
Si fuera eterno el Eros viviente!
-- me decía.
No sabía con quién estaba
pero te tenía por goce femenil.
Tú eras ella para mi.
Hasta que giramos en redondo
y entraste en mi
con la dulzura de un hijo
que en su madre crece.
Te bese con besos de mil bocas
Y ya sin aliento musite que te amaba.
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