“Porque tú eres una de esas…” observó.
Y así es, soy una de esas de las que se enamoran de un hombre por qué les sonríe, que se prendan
de una invitación al café y una buena plática. De las que besan temerosas de no hacerlo bien,
pero que terminan devorándote sin perdón. Una de esas, de las que te abrazan todo el tiempo, de
las que ríen de tus caras y lloran con tus problemas. De las que te piden que duerman juntos para
sentirse protegida en tus brazos, para mantenerse conectada a tu calor. Sí, soy una de esas,
de las que aman sin poder pensarlo un poco más, de esas que te escriben cuando te extrañan, de
las que oran por ti y preguntan cómo te va. De las que no temen aceptar que son “una de
esas”, sólo una, entre todas las que tuviste y que tendrás.
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