UN AMOR MUY ESPECIAL 2
Por franciscomiralles
Enviado el 14/12/2020, clasificado en Amor / Románticos
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Una de tantas noches Damián sentía unos irreprimibles deseos de lanzarse al juego de la ruleta y tenía que hacer un gran esfuezo para no ceder a la tentación, por lo que se le agudizaba el mal humor. Era entonces cuando Clara acudía en su auxilio.
- Ay Damián tu cuerpo está aquí, pero tu mente está en otro lugar. Tu primera victoria será cuando no te sientas dominado por la necesidad del juego. Y estoy segura que lo conseguirás, Yo te aydaré a superarlo - le dijo Clara en un susurro.
- Lo sé, lo sé... Es que yo soy un desastre - respondió él.
- No quiero digas éso. Te has equivocado, pero tienes muchas posibildades para rehacer tu vida, y tienes que luchar por ello. Tú eres una persona y no un muñeco a expensas de lo que sea.
- Cuando uno tropieza; cuando un hombre cae en un hoyo, los demás lejos de ayudarlo aún le hunden más - dijo Damián en un tono depresivo.
- Ya. Pero tú no pienses en los demás y céntrate en tu pesona.. En lo que puedes hacer por ti, y por nosotros.
- Sí...
Entonces Clara que también anhelaba ser amada apoyó su cabeza en el hombro de su pareja y le dijo en un tono provocativo:
- Vaya. Se me ha ido el sueño. Que bien estamos los dos juntitos ¿no?
Damián se apercibió que ella buscaba su viril calor, y de un modo forzado la volvió a poseer. Pero en aquella ocasión aunque seguía pensando que aquella mujer no le inspiraba ningún deseo pasional no le repugnó tanto como la primera vez, y aún los dos disfrutaron revolcándose en la cama.
Cuando ya llevaban un tiempo juntos, Damián tenía la sensación que a pesar de que ella era realmente una buena mujer; que se implicaba en su problemática, no era del todo sincera con él. Le hablaba del trabajo y de otros aspectos cotidianos, pero rara vez le revelaba sus pensamientos, ni le contaba nada acerca de su vida amorosa antes de conocerlo a él.
Hasta que un día Damián estalló. No quería que su compañera le hiciese sólo de enfemera. Deseaba que Clara se aclarara con él para estar en una igualdad de condiciones anímicas.
- Creo que en el fondo eres más romántica de lo que aparentas ¿verdad? - le dijo el ex-tesorero-. ¿Por qué nunca me cuentas nada de tu vida sentimental? ¿No has tenido ningún amante? - le preguntó él sin rodeos.
- Buno... sí... Como todo el mundo - respondió la mujer ambigüamente- . Pero esto ahora no tiene la menor importancia. Esto es pasado, y ahora sólo me interesa el presente.
- Oh... Claro, el presente... La señora no quiere hablar. La señora no tiene historia - dijo Damián con sorna-.¿Es que acaso has tenido un pasado inconfesable? Pues si quieres que seamos pareja, no quiero que haya secretos entre los dos. ¿Lo oyes?
- Está bien. Te lo voy a decir. Yo soy mejor de lo que crees - expresó Clara-. Todos lo podemos ser si nos lo proponemos. Verás. Hace mucho tiempo, cuando yo empecé a ejercer Derecho, me ofrecieron defender a un gitanillo que robaba para poder comer, y que iba en camino de convertirse en un gran delincuente. Pero yo por un estúpido prejuicio rechacé el caso, y su abuela que era una bruja que echaba la buenaventura, me lanzó una maldición. Todos los hombres me rechazarían hasta que yo fuese capaz de amar de verdad, con generosidad a la persona más necesitada al margen de su condición social o económica. Y no sé si fue por sugestión o qué pero la verdad es que mi relación con los hombres fueron de mal en peor, hasta que te conocí a ti.
Aquella noche, tal vez porque Clara se había sincerado con aquel sujeto la pareja hizo el amor con total plenitud. Y aquella mujer que en un principio a Damián se le anojaba que era como una rana, ahora como por arte de la magia del amor la veía casi como a una princesa.
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