Son navidades, estoy serena, estoy delante del árbol. El ruido de la casa me llega, pero lejano. Estoy centrada en mi, en cada uno de los regalos, los he empaquetado, y aun así, sé lo que hay dentro de cada paquete.
Los regalos, los he ido preparando todo el año. De hecho, la gran mayoría los he entregado ya. Me gusta ser una Mama Noel honorifica y durante el año ejerzo. Cuando veo algo que claramente es para alguien, cuando veo que de alguna forma puedo ayudar a alguien, se lo doy, me ofrezco. Lo que hay en los paquetes, son detalles, intencionales. Yo, al menos se, y espero que los míos lo sepan también, que el mejor regalo que podemos aportar es el de nuestra presencia.
Y lo puedo hacer por que hace mucho que aprendí a anteponerme, a elegirme yo primero. Para que el resto aporten, si quieren, pero no depender yo de ellos. Hace mucho que aprendí, que cuando me compartía, desde el corazón siendo quien soy yo realmente, es cuando realmente tengo más, más de lo que importa.
Hace mucho que deje pasar lo que ya no importaba. Es cierto que todavía, a veces, me aturullo, oye, es lo que tiene ser humana. El mayor regalo que nos han hecho los dioses y el universo, es la capacidad de reírnos. Nosotros somos eternos por que crecemos, por que nos transformamos. Por que nos reímos de nuestros fallos, que realmente, al reírnos, dejan de ser fallos y pasan a ser etapas en el proceso de crecimiento.
Ahí estoy, escucho el barullo y sonrío. Todavía a veces me despista, claro. La cosa está en como de rápido vuelvo. Respiro y me centro en el árbol de navidad. El me abraza y me nutre y yo me dejo querer, me se querida y guiada.
El árbol de navidad, como nuestra casa y nuestra familia, es especial. La casa tiene un agujero y permite que el árbol esté enraizado. El árbol está asentado y enraizado y forma parte de la casa. En navidades, lo decoramos. Y, en general, es un miembro más de nuestra familia, y para mi muy querido. Los míos han aprendido a quererlo gracias a mi.
Yo estoy orgullosa de mi misma. A algunos de los amigos que nos han visitado, les ha gustado tanto la idea, se han sentido tan inspirados, y han implementado lo mismo en sus casas y eso me anima a ser más yo misma y seguir explorando e implementando ideas que, son diferentes a lo establecido por la norma, y para mi funcionan.
Ahí estoy, delante del árbol. El árbol me abraza y aun que oigo el ruido de los míos, el árbol me ayuda a estar presente, a ser yo misma y a elegir desde mi corazón, siendo el link tierra cielo. Me centro en mi respiración y me dejo llevar a donde mi corazón quiere.
Me acuerdo de como fueron mis primeros 40 años de vida, por llamarlo vida. Realmente no era vida, era subsistencia, subsistencia para quedar bien delante de otros. Yo era mucho fachada y mucho rebeldía. Pasaba de hacer las cosas para quedar bien o, cuando me ahogaba por las presiones sociales (autoimpuestas, claro), me rebelaba en contra de todo, hasta de mi misma y de mi naturaleza, para intentar respirar algo de aire.
Tuve suerte, siempre la he tenido y por fin me decidí a escuchar a los guías que me susurraban. De hecho, los guías subieron el volumen hasta que les hice caso. Subieron tanto el volumen, que solo me quedo hacerles caso. Soy afortunada, mis guías son perfectos para mi y se adaptan a mis necesidades y mi forma de comunicarme.
Una vez me decidí a escucharles, tuve un tiempo de aprendizaje, y de cambios, no solo cuando estaba sola, sino también cuando estaba con gente. Y eso levanto algunas ampollas, sé que fue para mejor, algunas costaron, algunas dolieron. Estaba tan acostumbrada a hacer las cosas para agradar al resto, tenia la enseñanza tan embebida en mi ser, que aprender a hacer las cosas para mi, por que yo quiero, incluso eligiendo cuando agradar al resto, es algo que sigo aprendiendo y me gusta pensar que perfeccionando.
De hecho, el tema me apasiona tanto que lo he hecho mi forma de vida, soy ejemplo viviente de como ser mi propio generador de energía, de como estar conectada con la fuente y de como ser fuente de energía y como compartir los excedentes, de hecho, mi intención es tener muchos excedentes para compartirme.
Allá donde voy, me centro en ser yo misma, elijo siempre, me doy tiempo para ser yo misma, para, al ser yo misma, tener toda la energía disponible y poder compartirla y compartirme, y poder dar más, ofrecer más y de hecho, llegar más lejos y tener más.
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