Ahí estoy, subida a la cumbre de una de las torres de un conjunto de edificios en Panama. Es un edificio que ha conseguido certificados como conjunto de edificios auto sostenibles por su diseño. Es parte de un proyecto en el que empece a trabajar hace muchos años en otra empresa (y parece que en otra vida), los contactos de entonces, me han servido para ser quien soy yo ahora y poder implementar mi solución. Donde he mezclado todo lo que se hasta ahora y he confiado mucho en los guías para llegar a este punto, y estoy encantada.
Yo he participado de mucho. A veces, de forma directa, a veces de forma indirecta. De hecho, la parte indirecta me sigue atrayendo, como mi energía hace que las cosas se muevan y los proyectos avancen, me gusta estar conectada a mi energía y a mi inercia, me lo he trabajado, para que la inercia me ayude a mantener la energía alta.
De hecho esa es mi clave, yo además de tener una energía alta, lo que tengo es una inercia más alta todavía y en la que puedo confiar, y lo hago.
Yo lo que hago bien es estar conectada en grupos y al estar conectada al grupo que me viene bien, al aceptar quien soy, acepto realmente quien soy y como la fuente de amor y energía que soy, me doy.
EI plan de hoy es empezar a bajar por el exterior del edificio, tengo el arnés puesto, físicamente estoy preparada. Y ahora lo que hago es hacer mi magia, para además de estar físicamente preparada, estar presente. Lo que elijo es ser la observadora ejecutora.
Así pues, antes de nada, me siento en el borde, me pongo cómoda, me tumbo en el centro y disfruto de las estrellas y en las sensaciones, dejo que mi espíritu se expanda, estando presente. Me acepto y me entrego al momento, me tumbo en el suelo y respiro.
Al principio siento frío, me doy cuenta de como el suelo esta frío y duro, y al seguir respirando soy consciente de como mi madre tierra me acoge, me hinco en la tierra algo más profundo. Y al hacerlo, mi espíritu puede expandirse más y más, y noto como la energía de mi padre me llena y me guía.
Mi mente va lo primero a agradecer a los guías lo que me ayudan y su guía. Les veo y les guiño un ojo, es un placer contar con ellos.
La brisa cambia y me viene olor a humedad, y a tierra, a tradición y a sudor, a comida casera, hecha lentamente y con cariño. A mi mente vienen imágenes del pasado, de amigos, de otros proyectos. Sonrío cuando mi mente se centra en mis proyectos en el amazonas, con esas tribus que están tan tan alejadas de la vida tal como la conozco. Son tribus a las que he visitado, de las que he aprendido mucho, del contacto con la tierra, de como las formas tradicionales funcionan y donde he practicado el ensalzarles para que vean su valor, para animarles a que sean ellos mismos. Les he ayudado a conectarse a la red, para que el mundo aprenda de ellos, para que el mundo pueda conocerles, para que ellos estén orgullosos de quienes son y se ofrezcan al mundo. Respiro y me sonrío, pensando que pensaba que esos eran mis proyectos sencillos, la verdad es que estoy orgullosa de lo que he hecho con ellos.
La brisa vuelve a cambiar y ahora el olor que trae es menos húmedo, más fresco, es revitalizador, me habla de amaneceres, y de nuevos comienzos y de juegos. Me acuerdo de todos los niños de mi vida, ya estén en cuerpos de niños, adultos o animales. Me acuerdo de los juegos y las carreras, me acuerdo de los experimentos y las risas. Y sonrío, con ligereza, sabiendo que la vida es también juegos y diversion. Dejo mi mente vagar acordándome y reviviendo esos momentos tan gratos.
Empiezo a notar como mi temperatura corporal sube, se que el cielo esta cambiando de colores y se que el amanecer esta empezando, e irónicamente, me giro hacia el oeste, veo todavía estrellas, veo la noche, y veo como el cielo también en esa zona, va cambiando de color. Y me acuerdo, de todos esos anocheceres, de días largos de playa y de esas tardes disfrutando y relajándome viendo el anochecer, a veces en grupo, a veces yo sola, en diferentes sitios, habiendo siempre una cosa en común, el sol y como el cielo cambia aceptando el fin del día y el comienzo de la noche.
Respiro otra vez, y me acuerdo de donde estoy, en lo alto del edificio, hoy toca revision de como van los trabajos, especialmente la colocación de las ventanas, son unas ventanas inteligentes, que incorporan unas células que pueden absorber la energía del sol y cuya densidad es configurable, con lo que dejan pasar más o menos sol, y proporcionan más o menos sombra, con lo que ayudan a gestionar la temperatura del interior.
El plan me lo se de memoria, lo he implementado en otras ocasiones, y es un proceso que he ido mejorando con el tiempo. Además, mi equipo ya se lo conoce. Este proyecto tiene de especial que nos vamos a ganar la certificación, salvo eso, es un proyecto como otros que he implementado ya.
Mi equipo empiezan a aparecer, y poco a poco van tomando posiciones. En la mesa están los planos y todos los papeles, más algo de desayuno. Algunos de mi equipo vienen despeinados y necesitando café y desayuno. Otros vienen perfectamente despiertos y preparados. Uno a uno les voy saludando, uno a uno les voy dando la bienvenida, como ellos se lo merecen, como ellos lo entienden. Todos traen sus equipos y cuadernos y comida.
Mientras esperamos, dejo que el equipo se salude y miro mi teléfono, los de casa también me saludan. Saco unas fotos, que comparto, tanto del equipo como de las vistas. Y, los de lejos, empiezan a aplaudir también.
Miro al equipo y veo que estamos todos, respiro y digo, gracias equipo por estar aquí, hoy es un día a la vez importante, y a la vez no tanto. Hemos hecho esto muchas veces, ahora, lo vamos a hacer para ganar la certificación, pero nada difiere de otras ocasiones, así pues, a hacerlo desde el corazón, divirtiéndonos con cabeza. Es un honor para mi estar juntos, espero al final de la tarde estar todavía más orgullosa de todos.
Al lío compañeros.
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