Alfa-micro/macro-omega

Decenas de ellos colgaban a la derecha, y miles de los enemigos habían sido derrumbados a la izquierda. Era difícil reconocerlos, porque estaba dicho que todo sería confusión y sangre.

Nos contó que no había visto algo así desde la última guerra celestial.

Traten de no mirar –nos ordenó-, solo avancen. Ya está cerca la santidad.

El muñón  izquierdo seguía supurando aquella sustancia que ahora olía a crisma, y avanzaba con dificultad. Lo habíamos encontrado en el tercer piso de un edifico derruido, estaba arrodillado llorando el cadáver de otro ángel que debió haber sido su amigo. Alguna vez quisimos tocar el tema, pero siempre rechazó nuestras preguntas.

Está cerca la santidad –repetía en voz media y seguía avanzando-, está cerca la santidad.

Algunos kilómetros más adelante se detuvo y en sus ojos se anegaron las lágrimas.

¿Por qué lloras? –le preguntó el más pequeño de nosotros-.

Por lo que está viniendo –respondió él-. Ustedes no pueden verlo y yo no podré defenderlos en estas condiciones.

Nos pidió reunirnos en torno a él. Éramos cinco.

Se puso en cuclillas y con el remiendo del ala derecha nos abrazó ferozmente.

Es el cuarto jinete –dijo al centro del grupo-, y ahora la santidad ha llegado.

No tendrás temor de espanto nocturno,

Ni de saeta que vuele de día;

Ni de pestilencia que ande en oscuridad,

Ni de mortandad que en medio del día destruya…

Después de aquel desastre llegamos aquí… Mira a los no nacidos revolotear entre las flores, a todos los chiquillos que van de la mano con las musas. Mira a los desdichados regocijándose con los senos desnudos de las sirenas.

Mira el árbol sin fruto del pecado original, y míralo a él, reconstruido, con sus dos alas nuevas. Está instruyendo a los más jóvenes, preparando todo para un nuevo cataclismo celestial que algún día será conocido como el origen del sistema solar, cuándo no existía nada aún...

*Relato complemento de Alfa-macro/micro-omega.

Aquí puedes leerlo: https://www.cortorelatos.com/relato/39335/alfa-macromicro-omega/