Entro en estado de alerta cuando te siento cerca, sé que desde algún lado me vigilas. Hoy sé que estás colgado en el techo, te retuerces y jadeas mientras tu saliva cae a chorros sobre mi cuerpo, es cuestión de tiempo antes de que bajes a atacar. Por más que lo intento, no puedo moverme ni gritar por ayuda y eso te fortalece.
No tienes un cuerpo, no tienes forma, pero te siento bajar hacia mí. Me tomas por cabeza y pronto invades mi cuerpo por completo en una sensación desagradable que me hace llorar.
Otra vez quieres convencerme de que nada está bien con mi vida, distorsionas mis buenos recuerdos y los conviertes en amargura; te encargas de convertir mi avance en un mal chiste… me recuerdas que para mí no hay otra opción que no seas tú.
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